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Constituciones corporativas |
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| Las revoluciones se dan hasta en los lugares más inesperados. De hecho, en la última década tuvo lugar una revolución en los centros de mando del capitalismo, es decir, en las juntas corporativas. El viejo régimen de clubes y largos almuerzos ha sido reemplazado por un nuevo orden que valora la transparencia y la responsabilidad. Este nuevo orden surgió tras debacles como las de Enron y WorldCom. Los reformistas estadounidenses y de todo el mundo argumentan que el sistema de controles y contrapesos es tan importante en el área corporativa como lo es en política. Las compañías deben contar con accionistas poderosos y con directores independientes que mantengan la vista puesta en los gerentes. En el 2009 tanto la Bolsa de Nueva York como el NASDAQ les exigieron a las compañías que tuvieran una mayoría de directores independientes.
El informe anual de Booz & Company sobre las mayores compañías públicas del mundo revela con qué profundidad ha calado esta revolución. Las firmas suelen separar los puestos de director ejecutivo y de presidente: en el 2009 menos de 12% de los directores generales también asumieron el puesto de presidentes. Esta es una tendencia muy reveladora si tomamos en cuenta que dicho porcentaje era de 48% en el 2002. Ahora los directores generales deben responsabilizarse por su gestión. Esto ha llevado a una caída del promedio de años que duran los directores en sus respectivos cargos: de 8,1 años en el 2000 a 6,3 años hoy en día. Este modelo se está volviendo rápidamente la norma en todo el mundo. Pero la gran pregunta es si se trata de un modelo tan sólido como señalan los reformistas.
La crisis financiera del 2008 constituyó una gran prueba. Algunas firmas la soportaron mejor que otras. Por ejemplo, Citigroup y UBS experimentaron pérdidas muy severas mientras que JPMorgan Chase y Credit Suisse sufrieron daños menores. Los reformistas corporativos aprovecharon inmediatamente la crisis para respaldar sus argumentos. Los bancos han sido siempre ejemplo de mala gerencia y sus directores han sido siempre expertos embaucando a los accionistas y directores. Pero los escépticos también cuentan con ciertos contraejemplos. Algunos de los bancos que se mantuvieron en buenas condiciones durante la crisis desobedecieron abiertamente las reglas de un buen gobierno corporativo. Por ejemplo, el Banco Santander posee una cultura familiar y un presidente ejecutivo muy poderoso. En cambio, algunos de los bancos más golpeados por la crisis cumplían al pie de la letra con las reglas de gobierno corporativo: Citigroup y Lehman Brothers contrataban directores externos.
Un reciente estudio realizado por David Erkens, Mingyi Hung y Pedro Matos, de la Universidad de Carolina del Sur, refuerza con creces el argumento de los escépticos. Los autores realizaron un estudio completo del desempeño durante el 2007 y el 2008 de 296 instituciones financieras y hallaron que ninguno de los principios del buen gobierno corporativo soporta un análisis pormenorizado. ¿Qué nos dice del gobierno corporativo esta conclusión tan sorprendente? La idea no es que las compañías retomen el viejo orden. Tras estudiar la crisis financiera asiática de 1998, los autores cuentan con pruebas de que un mejor control externo genera mejores resultados. Lo que sí está claro es que no debemos esperar mucho de los gobiernos corporativos, pues, por sí mismos, estos no son capaces de evitar que las compañías asuman riesgos en exceso.
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Este es el resumen del artículo "Constituciones corporativas" publicado en Octubre 30, 2010 en la revista The Economist.
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