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Las empresas medianas alemanas tienen mucho que enseñar | 
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| Los gurús de la gerencia siempre andan buscando nuevas ideas. Treinta años atrás, estaban embelezados por Japón. Hoy en día, es la India. Pero los más intrépidos están hablando incluso de Perú. Sin embargo, los gurús han descuidado los secretos de una de las mayores economías del mundo. Alemania es el mayor exportador de bienes después de China, a pesar de sus altos costos laborales y de la fortaleza del euro. Además, está repleta de compañías duraderas que han sobrevivido una hiperinflación y dos guerras mundiales. Faber-Castell, el fabricante de lápices, se jacta de que Bismarck fue uno de sus clientes. Afortunadamente, algunos expertos en gerencia se están dando cuenta de la importancia de Alemania en materia gerencial.
Las empresas alemanas suelen ser más bien pequeñas. Además, el 70% de las mismas están ubicadas en el campo. Sus directores son hombres anónimos, no jóvenes de moda en camiseta y sandalias. Se centran en nichos del mercado poco glamorosos como la ingeniería mecánica, no la informática. La globalización ha sido una bendición para todas estas compañías. De hecho, se han pasado los últimos treinta años de liberalización haciendo lo necesario para convertir su dominio de los mercados alemanes en un dominio global. Han aprovechado cualquier oportunidad presente en Europa del Este y Rusia. Y le han suministrado a China, la fábrica del mundo, sus máquinas. Estas compañías dominan el mercado global en una increíble variedad de áreas: imprentas (Koenig & Bauer), afeitadoras (Mühle), cazamoscas (Aeroxon), cadenas industriales (RUD) y limpiadores a presión (Kärcher).
¿Qué tan duradero es el modelo de estas compañías? Los escépticos temen que eventualmente terminen siendo víctimas de la globalización, pues las compañías del mundo emergente aprenderán tarde o temprano a fabricar sus propias máquinas a un menor costo. También les preocupa que las compañías alemanas son demasiado conservadoras. Cualquier nueva compañía estadounidense puede convertirse en un gigante global en cuestión de una generación. En cambio, las compañías alemanas se conforman con mantener un tamaño relativamente pequeño.
La primera crítica no tiene cabida. Las compañías alemanas se han enfocado en nichos muy sofisticados a los que es difícil entrar. Además, dichas compañías siempre están innovando y ofrecen un excelente servicio al cliente. La segunda crítica tiene más sustancia. Alemania no es muy capaz cuando se trata de convertir pequeñas compañías en gigantes. Por otra parte, a estas compañías les resulta cada vez más difícil persuadir a los candidatos más talentosos de que hagan su carrera en las áreas rurales. Aún así, la historia de estas compañías en las últimas tres décadas ha sido más una historia de conquista global que de oportunidades perdidas.
Así que las compañías alemanas continuarán exportando maquinaria durante muchos años. ¿Podemos sacar alguna lección? Sí, concretamente podemos sacar tres lecciones (tanto para los políticos como para los estrategas corporativos): primero, no es necesario crear un Silicon Valley; a veces, es mejor concentrarse en las fortalezas tradicionales. Segundo, los nichos que parecen pequeños pueden generar mercados globales inmensos. Tercero, las compañías Occidentales pueden preservar los empleos en una vasta gama de industrias siempre y cuando estén dispuestas a concentrarse y a innovar.
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Este es el resumen del artículo "Las empresas medianas alemanas tienen mucho que enseñar" publicado en Noviembre 27, 2010 en la revista The Economist.
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