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Conquistando el Complexo do Alemao | 
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| Por décadas, muchas de las favelas de Río de Janeiro fueron manejadas por traficantes de drogas o milicias. Erupciones esporádicas hacían que la policía entrara, solo para salir dejando cuerpos regados por todos lados y a las pandillas retornando a sus negocios. Pero la gestión del gobernador Sérgio Cabral , recientemente reelegido, ha enfocado su atención en las favelas y desde el 2008 su gobierno estableció UPP (“Unidades Policíacas de Pacificación”) en 13 favelas, cubriendo a 200,000 personas y otras 27 están en plan para 2014. Sigue habiendo tráfico de drogas en las favelas pacificadas, pero es más discreto y ya los traficantes no llevan armas pesadas. Hay menos asesinatos, y otros crímenes, como la prostitución infantil, han disminuido también. Y junto con las UPP deben venir mejores escuelas, mejor atención de salud e instalaciones recreativas.
El mes pasado, las dos pandillas principales de Río de Janeiro comenzaron una ola de secuestros y quema de vehículos, como una especie de prueba de fuerza hacia las autoridades, que ameritó una respuesta más contundente. Cabral ordenó que los líderes de pandillas encarcelados, sospechosos de organizar el caos, fueran trasladados a prisiones distantes de alta seguridad, y pidió ayuda al gobierno federal. El 25 de noviembre la policía, apoyada por vehículos blindados, forzó su entrada a Vila Cruzeiro, que forma parte de Complexo do Alemão, una agrupación de doce favelas en el norte de la ciudad. Todo Brasil vio por TV como docenas de delincuentes armados corrían loma abajo hasta el corazón de Complexo do Alemão. El ejército llegó y rodeó todo el Complexo. Al amanecer del 28 de noviembre, la policía y las tropas entraron y, después de un tiroteo, tomaron el control. Al menos 37 personas murieron en los enfrentamientos, algunos de ellos transeúntes.
Muchos cariocas ven en estos eventos un punto de viraje para una ciudad que ha sufrido malos gobiernos por décadas. Pero lo logrado sería mero triunfalismo a menos que las autoridades mantengan el control del nuevo y vasto territorio recuperado, donde viven alrededor de 400,000 personas. El ejército debe permanecer por seis meses, mientras son entrenados nuevos reclutas de la policía para integrar las UPP. Aunque los traficantes de drogas fueron sorprendidos por la impresionante respuesta a su provocación, sin duda se reagruparán. Este tráfico es demasiado lucrativo para renunciar sin dar una pelea mayor: Río no solo es un punto de embarque de cocaína a Europa, sino que su propio mercado de la droga es grande. Y las pandillas pueden contar todavía con aliados entre los policías corruptos.
Los habitantes de las favelas, que durante mucho tiempo han temido y odiado a la policía casi tanto como a los traficantes, se preguntan si será diferente esta vez. Pero parece que ahora sí hay la voluntad política de extender los derechos y la protección a este sector de la sociedad, quizás por primera vez. Cabral tiene el apoyo federal, pues es aliado del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y respaldó fuertemente la elección de su sucesora y protegida, Dilma Rousseff. Y que Río sea el anfitrión de la final de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y de las Olimpíadas de 2016 también ha ayudado a enfocar el problema. Se han enviado policías encubiertos para prevenir abusos por parte de sus colegas y un defensor del pueblo investigará las quejas. La línea anónima de teléfono para las denuncias en Río, está recibiendo cifras records de llamadas de residentes de las favelas, que al fin parecen estar creyendo que el Estado está cuidando de ellos también.
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Este es el resumen del artículo "Conquistando el Complexo do Alemao" publicado en Diciembre 4, 2010 en la revista The Economist.
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