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Los algoritmos se apoderan de Wall Street |
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| El Dow Jones lanzó la primavera pasada un nuevo servicio llamado Lexicon, que envía noticias financieras en tiempo real a los inversionistas profesionales. La compañía detrás de The Wall Street Journal y Dow Jones Newswires se hizo un nombre publicando el tipo de noticias que mueven el mercado de valores. Pero buena parte de los inversionistas suscritos a Lexicon no son humanos sino algoritmos (es decir, las líneas de código informático que dominan una cada vez mayor cantidad de la actividad bursátil global) y tampoco leen las noticias tal cual lo hacen los humanos. No necesitan que la información venga en forma de historias; es más, ni siquiera necesitan que venga en oraciones. Sólo necesitan datos, la información dura y procesable que dichas palabras representan.
Lexicon empaca las noticias de una manera que sus clientes robóticos pueden entender. Escanea cada artículo del Dow Jones en tiempo real en busca de pistas textuales que puedan indicar cómo deben reaccionar los inversionistas ante ciertas acciones. Luego, les envía la información a sus suscriptores algorítmicos de un modo que pueda ser leído por las máquinas para que estas tomen las decisiones pertinentes en materia de inversión. Así pues, Lexicon ha permitido automatizar el proceso de leer el periódico, obtener información y usarla para comprar y vender acciones. Ya las máquinas no sólo se ocupan de calcular números sino que, además, ahora también toman decisiones. Esto es lo que está pasando en casi todo el sistema financiero desde hace una década. Los programas de computadoras son hoy en día responsables de la mayoría de la actividad en Wall Street.
De hecho, los algoritmos son tan importantes hoy en día en nuestro sistema financiero que los mercados no podrían funcionar sin los mismos. El resultado de todo esto es un sistema más eficiente, rápido e inteligente que cualquier ser humano. Pero también es un sistema más difícil de entender, de predecir y de regular. En el mejor de los casos, este sistema representa una eficiente e inteligente máquina de asignación de capitales; un mercado regimentado no por las emociones o los errores de juicio sino por la precisión y las matemáticas. Pero, en el peor de los casos, es un sistema inescrutable e incontrolable. Desde un punto de vista individual, es posible controlar estos algoritmos; pero cuando interactúan entre sí, pueden desatar comportamientos inesperados.
Por ejemplo, el 6 de mayo de 2010, el Dow Jones Industrial Average experimentó inexplicablemente una serie de caídas que se llegaron a conocer como el “crac relámpago”. Menos de cinco meses después, Progress Energy, una compañía de servicios de Carolina del Norte, vio impotente cómo el precio de sus acciones caía 90%. Asimismo, a finales de septiembre, las acciones de Apple cayeron casi 4% en sólo 30 segundos, antes de recuperarse unos minutos después. Estas caídas repentinas se han vuelto ahora rutina y, por lo general, es imposible determinar qué las causa. En todo caso, las computadoras tienen ahora el control.
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Este es el resumen del artículo "Los algoritmos se apoderan de Wall Street" publicado en Diciembre 2010 en la revista Wired.
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