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Una carga demasiado pesada para Zapatero | 
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| La estación del Metro de Pitis en Madrid se encuentra en un terreno baldío urbano, un brillante monumento al colapso inmobiliario español. Nadie jamás vino a construir los bloques de apartamentos para los cuales la estación pretendía servir. Carreteras, pavimentos y faroles habían sido colocados –pero entonces la burbuja inmobiliaria estalló. En un país con 700.000 viviendas sin vender, se ha ido al suelo el valor del derecho a urbanizar en toda España. El eco en la estación vacía de Pitis es testigo de la penumbra en España. Es también una prueba concreta de que el Primer Ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, estaba equivocado en echarle la culpa de la caída del país hacia la recesión y de una tasa de desempleo del 20% solamente a la contracción crediticia generada al otro lado del Atlántico. España creó muchos de sus problemas –los préstamos tóxicos para suelos urbanizables son apenas el comienzo. Estos defectos han sido puestos en evidencia de forma despiadada por la crisis en la zona euro. ¿Ha visto luz el presidente Zapatero?
A juzgar por sus más recientes palabras, parece que sí. El Primer Ministro puso de manifiesto un recién descubierto sello de reforma. “Existe algo peor que la falta de un amplio consenso acerca de cómo implementar las reformas y eso es, especialmente en este momento, una falta de reforma”, dijo a principios del mes de enero. Zapatero prometió reformar las pensiones para finales de enero y las contrataciones colectivas para mediados de marzo. Nuevas reglas de transparencia para la banca, que aclaran las exposiciones a préstamos incobrables para con los suelos urbanizables o propiedades no vendidas, se encuentran en su lugar apropiado. Lo mismo va para los gobiernos regionales, los cuales comprenden una tajada mayor del gasto público en España que en otros países, y ahora se les solicitará controlar sus propios déficits. Los sindicatos, patronos y el gobierno han comenzado charlas frenéticas para ver si ellos pueden llegar a un acuerdo en más reformas en cuanto a la contratación colectiva. Algunos esperanzados analistas creen que España, la cual regresó al crecimiento (aunque poco) en 2010, está finalmente saliendo de apuros.
La confianza recién descubierta de Zapatero y su preparación para adoptar la reforma tiene varias causas. Un trato con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), gracias al cual el gobierno minoritario debería sobrevivir hasta las elecciones de principios de 2012. El ascenso en el mes de octubre del ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, le ha proporcionado un vicepresidente primero muy dispuesto, popular e hiperactivo. Zapatero puede escoger no postularse de nuevo como primer ministro, así que tiene muy poco que perder. Rubalcaba parece en gran medida un obvio sucesor como líder del Partido Socialista Español.
Aun así, el camino para la recuperación de España todavía está lleno de peligros. La caída en los precios de las viviendas (de sólo 13,1% desde su límite) con seguridad se extenderá mucho más. El estallido de la burbuja ha expuesto más que la adicción de España por la construcción, la cual en su auge representaba un 13% de los empleos. Éste también ha expuesto la decadente competitividad de la economía. Según un estudio, la competitividad española se deterioró en un 33% en comparación con la de Alemania en los 10 años hasta 2009. La membresía del euro imposibilita corregir esto por devaluación. La conversión hacia la reforma de Zapatero puede ser genuina, pero llega tarde y puede que no vaya lo suficientemente lejos. No es claro que él acepte, por ejemplo, el caso de un recorte en los salarios.
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Este es el resumen del artículo "Una carga demasiado pesada para Zapatero" publicado en Enero 22, 2011 en la revista The Economist.
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