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En aguas profundas |
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| Brasil tienes sus esperanzas económicas puestas en la riqueza de su petróleo, específicamente en la gran productividad de la plataforma petrolera Cidade de Angra dos Reis, un enclave para extraer y almacenar el preciado oro negro desde el lecho marino. En ella, se producen actualmente 14.000 barriles de petróleo diarios, pero una vez que se conecte su gasoducto en marzo la producción se acelerará a 100.000 barril/día. No obstante, la exploración y desarrollo de los campos subsal, llamados así porque se ubican debajo de una capa de sal que mide entre dos y tres kilómetros en el fondo del océano Atlántico, se presentan como la mejor apuesta de Brasil para materializar un futuro exitoso, pues su productividad ronda los 13 mil millones de barriles de petróleo.
Lo complicado del asunto es que estos depósitos de gran profundidad 1) deben perforarse con una presión tres veces mayor que la usada normalmente para la extracción del petróleo costa afuera, dado que la estructura de la sal cambia y se comprime después de la perforación, 2) los químicos usados en la extracción del petróleo son muy corrosivos, 3) los campos petroleros son de difícil acceso tanto para los trabajadores como para los gasoductos u oleoductos.
Por una parte, están los obstáculos políticos: el gobierno brasileño insiste en que Petrobras, la empresa petrolera estatal, sea el único operador de campos subsal y la única fuente proveedora de bienes y servicios en Brasil, lo que podría aumentar los costes y ocasionar demoras innecesarias. Pero, por el otro, el gobierno también se plantea orientar su porcentaje de ganancias a un fondo soberano de riqueza para evitar el aumento inesperado del valor de la moneda. Con esto, también se pretende crear un colchón para las futuras generaciones; no obstante, hay quienes piensan que estos ingresos petroleros están en la mira de políticos corruptos.
Para muchos, el dominio de Petrobras en cuanto a su alta producción petrolera mundial en aguas profundas (22%) impulsará a los proveedores extranjeros a establecer empresas en Brasil y así venderles a este conglomerado. A su vez, el progreso tecnológico, las tareas de investigación y desarrollo que vendrán de la mano de los logros de esta empresa petrolera permitirá diversificar la economía brasileña. Así que más allá de una desventaja, la difícil perforación de campos subsal se convertirá en una oportunidad para el progreso.
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Este es el resumen del artículo "En aguas profundas" publicado en Febrero 05, 2011 en la revista The Economist.
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