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Aprender a querer la inflación |
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| Algunos expertos consideran que, dado el aumento de la tasa de inflación de China (de 1.5% a 4,9% durante el año pasado), el gobierno chino se verá obligado tarde o temprano a desacelerar la economía. En cambio, otros expertos consideran que China debería darle la bienvenida a una mayor inflación, pues esto permitiría rebalancear la economía. La tasa de inflación óptima en una economía emergente es a menudo superior a las del mundo desarrollado, pues un crecimiento más rápido de la productividad en el sector de productos comerciables hace subir los salarios. Como la fuerza laboral es móvil, esto conlleva salarios más altos en el sector no comerciable y los precios suben más de prisa que en los países ricos.
Un poco más de inflación podría ayudar a la economía china, cuyo mayor desbalance es el bajo consumo en gran parte por la caída de los salarios. Cuando los salarios aumentan más lentamente que la productividad, se produce más de lo que se puede consumir. Si los salarios sobrepasan la productividad, la participación de los trabajadores en la “torta” se elevará, impulsando el consumo y ayudando a reducir el excedente externo del país. La inflación guiada por los salarios también ayudará a estrechar el excedente comercial de China, mediante un aumento de los precios de sus exportaciones. La sabiduría convencional dice que un yuan más fuerte reduciría el excedente de cuenta corriente de China, pero según recientes investigaciones hay poca evidencia de que los países con tasas de cambio flexibles reduzcan sus desbalances más rápido que aquellos con regímenes más rígidos.
En el ajuste de cuenta corriente, lo que importa es la verdadera tasa de cambio, que contabiliza las tasas relativas de inflación en casa y en el extranjero. Una forma alternativa de elevarla sería tener una inflación mayor que la de fuera del país. Rebalancear la economía teniendo una tasa de inflación entre 4 y 6% es preferible a que haya un agudo aumento en el yuan, que pudiera causar o grandes pérdidas de empleos en las firmas exportadoras o una gradual revaluación que atraiga grandes flujos de capital especulativo. La inflación ya juega un mayor papel. El yuan ha subido sólo un 4% respecto al dólar desde inicios de 2009, aunque, de acuerdo a ciertos cálculos, su verdadera tasa de cambio contra el dólar se ha fortalecido en un 17%, porque los costos en China están aumentando mucho más rápidamente que en EUA.
En cuanto al riesgo de que la inflación se salga de control, esto suele ser el resultado de ciertos excesos fiscales: financiamiento con dinero inorgánico o mercados de mano de obra demasiado rígidos. China tiene un récord de prudencia fiscal y los sindicatos son dóciles. Su mercado laboral es mucho más flexible que a finales de los años ochenta, cuando la mayoría de los trabajadores pertenecían al sector estatal. Su gobierno no debería ser complaciente en cuanto a elevar los precios, sino anclar las expectativas estableciendo una meta específica de inflación. Las tasas de interés de los depósitos bancarios deberían elevarse acorde a la inflación para animar a las personas a mantener su dinero en el banco en lugar de especular en propiedades o participaciones. De lo contrario, unas tasas reales de interés negativas inflarían las burbujas de activos y China aún necesitaría una tasa de cambio más flexible que pueda elevar las tasas de interés, mientras que las de EUA permanezcan bajas. Pero un poquito más de inflación sería bienvenida.
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Este es el resumen del artículo "Aprender a querer la inflación" publicado en Febrero 19, 2011 en la revista The Economist.
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