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El descorche de las empresas |
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| La hoguera que hay en el Medio Oriente se encendió por una simple protesta: Muhammad Bouazizi, un joven frutero tunecino, se prendió fuego a sí mismo cuando un inspector municipal le quitó la posibilidad de ganarse la vida. Luego murió de las quemaduras. Desde entonces, la hoguera ha ido recibiendo más combustible. Pero el problema de Bouazizi es muy común. Más de un tercio de los jóvenes de la región están desempleados. Y muchos más están estancados en empleos sin salida. El alto desempleo entre los jóvenes no es un problema sólo del mundo subdesarrollado. Un total de 20% de los jóvenes ingleses están desempleados. Y lo mismo podemos decir de 40% de los jóvenes españoles. Pero el problema es explosivo en aquellos países que tienen un gran población joven y a la vez carecen de instituciones estables. La fuerza laboral del mundo en desarrollo (salvo China que mantiene su política del hijo único) aumentará en 50% hacia 2050. Y se espera que sea el doble en el África subsahariana.
¿Cómo darles empleo a todos estos jóvenes? La respuesta está en los emprendedores. Las nuevas compañías que cuentan con una buena tasa de crecimiento son los mejores generadores de empleo. Además, son las firmas que con mayor probabilidad aumentarán la productividad, que constituye la base del crecimiento económico. Crean empleos que antes no existían, y resuelven problemas que antes la gente creía que eran parte del orden natural. Algunos economistas han diseñado instrumentos para que los legisladores puedan determinar qué tan amigables son sus países ante la iniciativa empresarial. La Heritage Foundation, un centro de investigaciones de signo conservador, publica un índice anual de libertad económica. El Banco Mundial publica otro. El Economist Intelligence Unit, una organización hermana de The Economist, publica un ranking de climas comerciales. El Foro Económico Mundial le sigue la pista a la competitividad de los países. Y pare usted de contar.
Ahora, dos académicos, Zoltan Acs, de la Universidad de Virginia, y Erkko Autio, de la Imperial College Business School de Londres, acaban de revisar la mayoría de estos índices para crear uno nuevo llamado, el Índice Global de Empresa y Desarrollo, que apareció el 1 de marzo. Dicho índice se centra en compañías con grandes tasas de crecimiento. La idea es medir la ambición de los emprendedores, así como la prevalencia de nuevas compañías. Incluye 71 países y también identifica los cuellos de botella que no le permiten a cada país mejorar en esta área.
El índice concluye que el desarrollo y el espíritu empresarial están correlacionados. Los EUA es, de las grandes economías, la más empresarial. La UE viene luego. El resto del mundo, incluyendo China e India, vienen muy por detrás. El índice también revela situaciones interesantes. En la lista de todos los países, grandes y pequeños, Dinamarca está encima de EUA, que toma el tercer puesto. Cuatro de los cinco países nórdicos están entre los primeros diez lugares. El índice también identifica posibles cuellos de botella. Por ejemplo, Inglaterra (14), Alemania (16) y Francia (18) no están a la altura de sus posibilidades. Por otra parte, Latinoamérica, que tiene una buena puntuación en cuanto a actitud, se desploma cuando se trata de capitalizar dichas actitudes.
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Este es el resumen del artículo "El descorche de las empresas" publicado en Febrero 26, 2011 en la revista The Economist.
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