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El contrato psicológico: Cuando la letra no impresa sale cara |
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| El modelo contractual actual ha sufrido un cambio radical a raíz de la desaceleración económica, la caída en las bolsas internacionales, la falta de confianza de los inversores y el aumento estrepitoso de los índices de desempleo. Así que la firma de un contrato de trabajo ya no se centra sólo en negociar un sueldo, vacaciones y jornada laboral, sino también en acordar el contrato psicológico, que es el pacto no escrito de compromiso psicológico entre el empleado y la empresa.
Este compromiso ha cobrado mucha fuerza en estos últimos tiempos de crisis económica, pues la reciprocidad entre un individuo y la organización tiene efectos sobre la productividad, la motivación personal, el nivel de compromiso, el clima laboral y la fuga de talento en una empresa. Este concepto, de hecho, no es nada nuevo, ya en la década de los años noventa era citado por varios libros sobre recursos humanos, en donde lo llegaron a definir como “una adición al acuerdo económico que cubre los salarios, las horas de trabajo y sus condiciones. (…) Delimita el escenario del compromiso psicológico del empleado con el sistema”.
Según los expertos, la buena gestión de este tipo de relaciones explícitas entre empresa y empleados en el escenario económico y empresarial actual radica en las propias técnicas de reclutamiento. Tras la selección, la empresa debe preocuparse por crear condiciones que permitan al trabajador sacar el máximo partido de sus competencias para lograr sus objetivos personales y los organizacionales. Las técnicas usadas actualmente para la selección del personal han sido aplicadas erróneamente; de allí que los especialistas en recursos humanos recomiendan 1) vincular a los empleados en los nuevos procesos de reclutamiento y a los objetivos de la empresa, 2) evaluar el desempeño y potencial del nuevo empleado, 3) mejorar su situación laboral y sus condiciones, 4) promover una comunicación bidireccional, transparente y sincera.
Para mantener en pie un contrato psicológico, es necesario que el trabajador conozca todas las reglas del juego del cargo que va a desempeñar en la empresa para evitar especulaciones, desilusiones o frustraciones profesionales y minimizar incertidumbres. El empresario debe motivar también a sus empleados, reconocer el trabajo bien hecho y los esfuerzos extras y atender sus inquietudes y expectativas profesionales. Para ello es vital promover el diálogo y el respeto y potenciar la coherencia, integridad y compromiso.
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Este es el resumen del artículo "El contrato psicológico: Cuando la letra no impresa sale cara" publicado en Abril 05, 2011 en la revista Knowledge @ Wharton.
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