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El peligro de tirarlo todo a la basura |
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| Desde el año 2006, el crecimiento económico de Perú se ha acelerado, promediando un 7% a pesar de la recesión mundial. Algunos efectos buenos han sido extensivos. La porción de peruanos que viven en la pobreza cayó de un 49% en 2004 a 35% en 2009. Buena parte de la costa del Pacífico, donde los campesinos exportan espárragos, uvas y otros productos, gozan de pleno empleo. Entre 2005 y 2010, Perú subió 24 peldaños en el Reporte de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, el cual clasifica a los países en términos de salario, expectativas de vida y medidas educacionales. Ahora tiene una mejor puntuación que la Venezuela de Hugo Chávez.
Este éxito se debe a “una combinación de buenas políticas y buena suerte”, así como lo expresó el Banco Mundial en un reporte publicado en el mes de marzo. La buena suerte fue el auge en los precios mundiales de las exportaciones minerales de Perú (éste es el productor más grande del mundo de plata, segundo en cobre y zinc y sexto en oro). Entre las políticas están: estabilidad de precios, rigor fiscal, inversiones extranjeras y libre comercio. Estas fueron adoptadas por primera vez en los años noventa por Alberto Fujimori, un autócrata elegido, cuyo régimen colapsó en medio de una corrupción sistemática; pero fueron implementadas de forma más efectiva por dos presidentes democráticos: Alejandro Toledo y Alan García.
Las próximas elecciones presidenciales de Perú pueden convertirse en una lección de lo que pasa cuando, por una parte, el crecimiento económico no viene respaldado por un gobierno más efectivo; y, por la otra, la democracia carece de partidos políticos vigorosos. El presidente García decidió invertir el dinero público no en programas sociales sino en carreteras. Eso permitió impulsar un cierto crecimiento. Pero un quinto de los peruanos carece aún de acceso al agua potable, casi un quinto de los niños están desnutridos y los servicios de salud son deficientes. Aunque todavía es un país bastante seguro, la tasa de asesinatos se triplicó entre 2002 y 2008, según Ciudad Nuestra, una ONG de Lima, la capital. A pesar del descontento, las encuestas reflejan que casi dos de tres peruanos quieren vivir en democracia y exigen reformas económicas moderadas.
Dos candidatos han quedado como finalistas de las elecciones presidenciales que tendrán lugar a principios de junio. Por una parte, Ollanta Humala, de corte populista, quiere reformar la constitución (tal cual lo hizo Chávez para permanecer en el poder en Venezuela), pero insiste en que se marchará en cinco años. Por otra parte, Keiko Fujimori, hija del ex presidente Fujimori, sólo está interesada en conseguir una amnistía para su padre, que se encuentra cumpliendo una sentencia de 25 años por violación de los derechos humanos. En todo caso, Fujimori no es garantía de reformas democráticas ni de normas jurídicas. Mucho está en riesgo. Pero para mantener el crecimiento se requieren reformas profundas en materia de educación, salud y gobierno. Ni Humala ni Fujimori han hablado al respecto.
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Este es el resumen del artículo "El peligro de tirarlo todo a la basura" publicado en Abril 02, 2011 en la revista The Economist.
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