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El caso de los asistentes ejecutivos |
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| Las nuevas tecnologías permiten que los gerentes sean más independientes. Esta es una buena noticia ahora que las compañías enfrentan enormes presiones para recortar gastos y reducir el personal. Lamentablemente, ha traído como consecuencia una reducción del número de asistentes en los niveles corporativos inferiores de la mayoría de las empresas. Esto es un problema, pues un buen asistente puede ser vital a la hora de impulsar la productividad de la organización. Y es que los asistentes organizan las reuniones y optimizan los horarios de viajes; facilitan las decisiones remotas, manteniendo los proyectos en curso; filtran los mensajes electrónicos del gerente y lo ayudan a establecer la agenda de la organización. En buena parte de las organizaciones de hoy en día, sobra trabajo administrativo y faltan asistentes a quienes asignárselo.
Algunos ejecutivos les dan poder a sus asistentes, como para que toda la organización se entere de que esa persona puede tomar decisiones en su lugar. Sin embargo, no todos los ejecutivos están preparados para delegar. De hecho, los más jóvenes han contando desde siempre con recursos tecnológicos que fomentan la autosuficiencia. Esta es la razón por la que algunos no logran comunicarse bien con sus asistentes administrativos. Pero la realidad es que, si quieren obtener mejores resultados, deberían cultivar su relación con el asistente.
A su vez, los asistentes deben cuidarse de una serie de errores; por ejemplo: malinterpretar la cultura corporativa, no lograr relacionarse con otros asistentes, no establecer claramente el alcance de las tareas, aceptar demasiado trabajo y hablar con participantes externos sin autorización. Asimismo, los jefes a menudo contribuyen al deterioro de sus relaciones con el asistente al no permitir una comunicación abierta ni establecer claramente cuáles son sus expectativas.
El hecho es que los asistentes ejecutivos son indispensables. Les dan un rostro más humano a las compañías y a los gerentes. Son mediadores ante los problemas, traductores, bases de datos humanas, expertos en viajes, psicólogos aficionados y embajadores ante el mundo interno y el externo. Después de años de hacer recortes, las compañías podrían impulsar la productividad armando a más gerentes con este tipo de ayuda. Las relaciones ejecutivo-asistentes son sociedades de negocios.
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Este es el resumen del artículo "El caso de los asistentes ejecutivos" publicado en Mayo 2011 en la revista Harvard Business Review.
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