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La nueva clase media de Brasil se fue de fiesta



Revista: Business Week
Tema: Mercados emergentes
Fecha: Mayo 16, 2011
Cada vez más brasileños están desarrollando el gusto por las cosas buenas y pidiendo prestado para pagar por ellas. La séptima mayor economía del mundo se expandió 7,5% el año pasado y su ministro de finanzas ha pronosticado un crecimiento de 4,5% para este año, energizado por la demanda de exquisiteces. La deuda del consumidor está creciendo tan rápidamente que el gobierno de Dilma Rousseff, en un esfuerzo por desinflar una posible burbuja de crédito, ha estimulado los impuestos que pagan los consumidores en sus préstamos, y el banco central ha elevado las tasas para desalentar tanta compra, mientras las tiendas alientan a los compradores a comprar a plazos.

Durante los ocho años de mandato de Luis Inácio Lula da Silva, de 2003 a 2011, 24,5 millones de personas salieron de la pobreza, según datos oficiales, y 35,5 millones pasaron al peldaño más bajo de la clase media, la llamada Clase C. Para ellos, los créditos proliferan por primera vez. Los préstamos globales de los consumidores se han sextuplicado en los últimos ocho años, a US$ 495 mil millones, y saltaron de un 24% de PBI en el 2003 a 46% actualmente, de acuerdo con el banco central. Alrededor de un quinto de estos préstamos se pagan por deducción automática de los sueldos. Desde 2004, se han triplicado las tarjetas de crédito bancarias, y las tarjetas en tiendas minoristas casi se han cuadruplicado. La tasa de interés promedio de las tarjetas de crédito es de 238% anual, mientras que los préstamos de los minoristas cuestan 85% y los personales a los bancos 47%.

Debido a los rígidos aranceles brasileños que protegen el mercado doméstico, las cosas pudieran costar más de lo que costarían, digamos, en EUA, y los prestatarios a menudo no saben en qué se están metiendo, pues son personas sin experiencia alguna en créditos. Mientras que el banco central regula qué cantidad deben dejar a un lado los bancos para cubrir las pérdidas por préstamos riesgosos, estos pueden prestar a cualquier tasa y al término que quieran. En parte como resultado de esto, disfrutan de un margen promedio de ganancias de 15%, comparado con 7,8% de los prestamistas de EUA. Brasil carece de oficinas de crédito al consumidor, por lo que no hay forma de que los consumidores se ganen créditos con tasas bajas con un buen record crediticio, porque el gobierno solo persigue a los morosos.

Hasta el momento, con una economía próspera y estrictos mercados laborales, las tasas de delincuencia del consumidor no se han elevado peligrosamente en Brasil. Lula impulsó la reserva del banco y los requisitos del capital en diciembre, mientras que Rousseff ha triplicado el impuesto que los brasileños pagan en cualquier compra con tarjeta de crédito hecha en el extranjero. Aunque se esperan más movimientos de estrangulamiento de créditos, será difícil mantener a los brasileños en casa ahora que han probado las delicias de merodear por los centros comerciales.




Este es el resumen del artículo "La nueva clase media de Brasil se fue de fiesta" publicado en Mayo 16, 2011 en la revista Business Week.

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