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El ascensor de los servicios |
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| El desarrollo implica por lo general transferir a los trabajadores desde actividades de baja productividad como la agricultura de subsistencia hacia los sectores de alta productividad. Eso apunta a un cambio hacia la manufactura porque se presta a sí misma para la especialización y economías de escala, ambas esenciales para elevar la producción por trabajador. Así como lo han demostrado Japón, Taiwán, Corea del Sur y China, la manufactura puede además acelerar el desarrollo debido a que su producción puede ser exportada a los países ricos.
Los servicios, por el contario, parecen ser un cementerio para la productividad. Dado que, por ejemplo, un corte de cabello tiene que ser llevado a cabo en persona, no existe casi potencial para explotar a las economías de escala y para exportar. La gente consume más servicios no cuando el avance tecnológico baja sus precios sino cuando ellos alcanzan un nivel de afluencia que satisfaga la mayoría de sus otras necesidades. En efecto, William Baumol esgrimió un argumento famoso en los años sesenta, según el cual a medida que las naciones se hacían más ricas y sus ciudadanos más entusiastas en comprar servicios, su crecimiento por producción inevitablemente disminuiría.
Pero esta idea se encuentra ahora bajo fuego, en un libro editado por Ejaz Ghani, del Banco Mundial, y un artículo relacionado escrito junto a Homi Kharas, del Brookings Institution, y Arti Grover, también del Banco Mundial, en el sitio Web de VoxEU. Los autores sostienen que la tecnología y el outsourcing les están permitiendo a los servicios que superen sus anteriores obstáculos. Los servicios tradicionales como el comercio, hoteles, restaurantes y administración pública permanecen unidos en gran medida mediante las viejas restricciones. Pero los servicios modernos, como el desarrollo de software, centros de atención telefónica y los procesos de negocios tercerizados (desde las demandas de seguros hasta la transcripción de registros médicos), utilizan trabajadores capacitados, explotan economías de escala y pueden ser exportados.
Si este es el caso, entonces los países de escasos recursos deberían ser capaces de ir directo desde la agricultura hacia los servicios, dando así un gran salto sobre la manufactura. Los servicios ofrecen muchas ventajas sobre la manufactura. Ellos pueden fácilmente emplear mujeres y son menos propensos a devastar el medio ambiente. Localizados en las grandes ciudades, aceleran la urbanización de las mismas. No obstante, los servicios requieren de trabajadores calificados, tan escasos en los países más pobres.
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Este es el resumen del artículo "El ascensor de los servicios" publicado en Mayo 21, 2011 en la revista The Economist.
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