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Ese niño llamado Mercosur |
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| Los dos mayores socios del Mercosur llevan meses enfrascados en acusaciones mutuas de proteccionismo. Aunque esto no constituye una amenaza al bloque, genera incertidumbre sobre el verdadero alcance de aquel. En los últimos 20 años el comercio entre Brasil y los otros tres socios de Mercosur creció de US$ 3.500 millones a US$ 39.221 millones en 2010, pero para los expertos, la etapa de las buenas noticias quedó atrás. El bloque todavía vive un proceso de integración, con avances económicos importantes, pero lo que se ve ahora son retrocesos, como las crecientes barreras establecidas por Argentina contra Brasil. Consideran que uno de los resultados más importantes de la formación del Mercosur fue la creación de canales de comunicación entre los países y el acercamiento de las burocracias. Pero desde la firma del Tratado de Asunción, en 1995, poco se ha avanzado en la reevaluación de las listas de excepciones de los países miembros (los ítems que no forman parte del Arancel Externo Común, AEC).
Inicialmente, el Mercosur se orientaba a la integración económica y comercial. La negociación para la apertura de los mercados de los países miembros fue importante para las empresas brasileñas, y sirvió como un ejercicio útil para la negociación de acuerdos regionales y multilaterales. Pero para algunos lo que se observa hoy va en contra de la primera fase de la integración. Los órganos actuales del Mercosur funcionan de manera precaria, lo que no ha permitido mayor avance en las negociaciones. Proponen que se pongan en práctica avances institucionales, lo que exigirá esfuerzos para fortalecer el AEC y, especialmente, los mecanismos de solución de diferencias.
Para otros analistas, las principales dificultades derivan de la asimetría económica y social entre los países, que no ha sido resuelta. La primera gran crisis del bloque se produjo en 1999, cuando el gobierno de Fernando Henrique Cardoso se vio forzado a devaluar el real, con consecuencias devastadoras para Argentina, entonces amarrada a la convertibilidad del peso. El año pasado Brasil tuvo un superávit de más de US$ 2.000 millones con su principal socio, aunque no todo es tristeza para Argentina: tiene un interesante pie en el mercado automotor brasileño: casi medio millón de vehículos. Y es justo ahí donde más duelen las últimas restricciones brasileñas. En cuanto a los socios menores, Paraguay exporta básicamente soja y electricidad a sus vecinos, y Uruguay también está logrando encontrar su nicho en medio de sus dos grandes vecinos.
Cuando Lula asumió el cargo de presidente, su discurso fue fortalecer los negocios con América del Sur. Pero la región está perdiendo importancia para Brasil, en parte por la pujanza de otras economías como la china, hacia la cual los empresarios brasileños han orientado su interés en años recientes. Pero también es reflejo de barreras que se acumulan en las fronteras a la espera de que se aprueben sus licencias de exportación. Pese a lo que se pensó en un principio, en dos décadas el Mercosur ha ganado cierta musculatura más allá de sus socios fundadores. Hoy tiene cinco países asociados: Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú (la adhesión de Venezuela está parada en el Senado paraguayo). También tiene acuerdos firmados con varios países de Asia, África y el Medio Oriente, y la Unión Europa volvió a proponer recientemente un acercamiento. En todo caso, no son tiempos de entusiasmo como los 90.
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Este es el resumen del artículo "Ese niño llamado Mercosur" publicado en Junio 2011 en la revista América Economía.
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