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El escándalo contable de La Polar provoca escalofríos en Chile



Revista: Knowledge @ Wharton
Tema: Fraudes y estafas
Fecha: Agosto 31, 2011
El día 9 de junio, la minorista La Polar, la cuarta mayor de Chile, informó al mercado que sus informes financieros registraban un volumen de provisiones mucho menor que el necesario para cubrir las transacciones de las tarjetas de crédito de sus clientes. Por otro lado, se constató que sus provisiones contables eran mucho más elevadas de lo que se creía inicialmente, lo que pilló por sorpresa a fondos de inversiones, brokers, agencias de calificación de riesgo y órganos reguladores. Todo parece indicar que es un caso típico de fraude contable. La Polar, una cadena de 43 tiendas de departamentos que salió a la bolsa en 2003, creció enfocándose en la población de bajos ingresos ofreciéndole productos de electrónica, vestuario y otros, que su clientela adquiría con la tarjeta de crédito de la tienda. El año pasado informó beneficios por valor de 29.800 millones de pesos chilenos (US$ 64 millones) sobre ingresos de 536.000 millones de pesos (US$ 1.500 millones). En el primer trimestre de 2011 sus 586.000 tarjetas activas eran un 28,5% de la cartera de crédito de fondos no bancarios. Sus acciones eran muy codiciadas. Los gestores de los fondos privados de pensiones de Chile (AFPs) eran dueños de cerca de un cuarto de la empresa.

Pero algo iba mal. Mientras que en la recesión sus competidores tuvieron grandes pérdidas, La Polar siguió con una cartera de crédito en expansión y ganancias razonables, mientras crecían las denuncias de sus clientes ante el defensor del consumidor (Sernac), de refinanciar unilateralmente sus deudas y fijar cantidades mensuales imposibles de pagar. De forma gradual, la situación fue haciéndose más evidente. A finales de mayo, un grupo de accionistas minoritarios solicitó a su órgano regulador (SVS), examinar la cartera de crédito de La Polar. Poco después la Sernac hizo la misma solicitud. El 9 de junio, una declaración de la empresa informaba al mercado que "se habían detectado prácticas de gestión no autorizadas por la dirección en su cartera de crédito que contrariaban los parámetros y patrones de la empresa" y se estimaba entre 150 y 200 mil millones de pesos el valor necesario para corregir la situación, aunque pronto se supo que se trataba de más del doble de esa cantidad. En un día, el precio de la acción de La Polar descendió un 42%, la mayor caída registrada en un único día y se suspendió su negociación durante una semana. Cuando sus acciones volvieron a ser negociadas el 20 de junio, la cotización cayó más del 60%.

El escándalo repercutió en toda la comunidad empresarial, entre otras cosas porque dado el elevado porcentaje de participación minoritaria de las AFPs, el escándalo afecta directamente a los ahorros de jubilación de muchos chilenos. La miopía de los órganos reguladores del sector bancario y de los valores mobiliarios fue total, con excepción del Sernac, que desde que el escándalo estalló recibió más de 5.000 quejas de clientes de la empresa. La preocupación inmediata tiene que ver con las posibles implicaciones del caso para el resto de minoristas chilenos, debido a los volúmenes elevados de crédito que estos proporcionan a sus clientes a través de su negocio no regulado de las tarjetas de crédito, cuyo número representa un 75% de todo el segmento de tarjetas de crédito de Chile. Una tendencia a la expansión en el exterior está ayudando a atenuar la importancia de la financiación no regulada del comercio chileno, pues los márgenes del comercio minorista son mejores en mercados mayores y menos competitivos como Brasil, Perú y Colombia, pero la enorme dependencia de la financiación en Chile sigue siendo un motivo de preocupación.

Una manera de lidiar con el problema consistiría en que los minoristas perfeccionen la manera en que definen y delimitan la tributación fiscal de sus actividades financieras en relación al comercio, que es su negocio principal. Tras el escándalo de La Polar parece que ya se ha decidido algún tipo de regulación nueva. Los órganos reguladores tal vez estipulen un techo sobre las tasas de intereses con que trabajan los emisores no regulados de tarjetas de crédito y es muy posible que se estipulen también nuevos requisitos de provisión. Pero poco pueden hacer en relación a la negligencia profesional pura y dura de la administración. Lo máximo que se puede esperar en el caso de La Polar es que el sistema funcione esta vez y que las leyes ya aprobadas se apliquen de forma debida, evitando así futuras infracciones.




Este es el resumen del artículo "El escándalo contable de La Polar provoca escalofríos en Chile" publicado en Agosto 31, 2011 en la revista Knowledge @ Wharton.

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