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Un remanso en Hong Kong para los caros vinos chinos |
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| Fergus Fung desliza su tarjeta a través de un sensor y espera a que su cara sea escaneada por un computador que verifique su identidad. Se abre una puerta de acero y el empresario de Hong Kong hace su entrada a la bóveda que guarda sus tesoros: unas botellas de Bourdeaux y Burgundy de altísima calidad. Esta es la Bóveda de Vinos de Hong Kong, donde las temperaturas se encuentran constantemente a 13 grados centígrados, la humedad es de 75% y el aislamiento de los muros, techo y pisos es de 10 centímetros de grueso.
La Bóveda de Vinos de Hong Kong es una de las más de 15 centrales de depósito de selectos tragos establecida en los últimos tres años en la ciudad. En vista de que Hong Kong rebajó los aranceles para vinos en 2008, éste se ha apoderado de Londres y Nueva York como el más grande mercado de subastas para los principales vinos como los Chāteau Lafite, Domaine Romanée-Conti y Krug. Las importaciones subieron a US$ 858 millones el año pasado, desde US$ 185 millones que se registraron en 2007. La casa de subastas Sotheby’s no ha dejado de vender una sola botella en las últimas 15 subastas y rompió el récord mundial en precios de vino en octubre del año pasado con tres botellas de Chāteau Lafite-Rothschild de 1869 que se cotizaban en US$ 1,8 millones (US$ 230.930) cada una. “Ha hecho explosión y se necesita de logística para apoyar eso”, dice el encargado del negocio asiático de vinos de Sotheby’s. “Ahora existen instalaciones de almacenaje para vinos de clase mundial en Hong Kong”.
La ciudad las necesita. Las temperaturas allí pueden elevarse a los 35 grados centígrados, con una humedad relativa cercana al 100%, factores que pudieran hacer imbebible una botella de Chāteau d’Yquem de US$ 75.000. Los costes de almacenaje en Hong Kong –los cuales oscilan entre los US$ 26 y US$ 110 por una caja de 12 botellas al año– son una miseria comparados con los costes de un vino fino. Además, en una ciudad donde el 99% de las personas viven en apartamentos, muy pocos coleccionistas poseen bodegas.
Aun así, algunos coleccionistas mantienen sus botellas en Europa, dice William Chan, consultor de vinos senior para la subsidiaria de Hong Kong de la compañía londinense Berry Brothers & Rudd, la cual cobra alrededor de US$ 17,60 por caja al año por almacenar vinos en sus bóvedas británicas. “Todavía existe una percepción de que las instalaciones de almacenaje en Europa son más desarrolladas”.
Para competir, el gobierno de Hong Kong presentó unos estándares de calidad para la industria en 2009. Para la guía de restaurantes en Hong Kong WOM de Fung, la razón para almacenar a nivel local es simple. “Los precios por almacenamiento aquí son el triple que en Inglaterra, así que si usted compra vino puramente por inversión yo le aconsejaría que no lo almacene en Hong Kong”, señala. “Yo escojo la accesibilidad sobre el coste –me encanta beber”.
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Este es el resumen del artículo "Un remanso en Hong Kong para los caros vinos chinos" publicado en Agosto 08, 2011 en la revista Business Week.
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