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Montescos y Capuletos | 
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| Para la cervecera japonesa Kirin, la internacionalización es un imperativo, pues su mercado doméstico no crece e incluso se contrae. Desde 2005 ha invertido US$ 12.000 millones en adquisiciones en China, Filipinas y Australia. El año pasado un 23% de sus facturación provino de sus subsidiarias extranjeras.
Recientemente, la empresa desembarcó en Brasil, comprando el 50,45% de Schincariol, la segunda cervecera de Brasil. Pagó US$ 2.570 millones, una cifra muy alta por una empresa que tiene apenas el 11% del mercado, con sus marcas Schin, Devassa y Badem. Sin embargo, la adquisición les permite entrar a un mercado que factura unos US$ 9.000 millones al año, sin tener que invertir en infraestructura, redes de distribución ni creación de marca. Pero má allá del mercado cervecero de Brasil, Kirin es un líder mundial en procesos de fermentación y en las biotecnologías asociadas. Y Brasil es hoy en día la frontera agrícola y alimentaria mundial.
Kirin enfrenta una serie de problemas con su inversión en una empresa familiar, ya que Schincariol tiene una historia turbulenta que incluye altibajos comerciales y enfrentamientos entre las facciones de la familia controladora. La disputa entre primos se encuentra actualmente en tribunales.
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Este es el resumen del artículo "Montescos y Capuletos" publicado en Octubre 2011 en la revista América Economía.
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