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¿Las reformas de Raúl Castro conducirán a una nueva Cuba? |
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| Raúl Castro siempre consideró la economía como el pilar de la supervivencia de un país; de allí que, ahora, su principal preocupación gire en torno al futuro económico de Cuba, pues la isla se está viendo fuertemente golpeada por una insoportable deuda externa de us$ 72 mil millones, una tasa creciente de desempleo y una baja productividad industrial. A esta realidad se le suman también las presiones por una pronta dimisión o muerte del presidente venezolano Hugo Chávez, su principal financista y proveedor de petróleo crudo y refinado. Es por ello que el gobierno cubano se ve en la necesidad de adoptar una serie de reformas económicas, las cuales parecen seguir el modelo chino y vietnamita, cuyos partidos únicos se mantuvieron en el poder y emergieron, a su vez, como exportadores globales competitivos de bienes industriales y agrícolas.
Algunas de estas reforman económicas consisten en 1) reducir el abultado sector público, 2) animar a los cubanos a buscar empleo en el sector privado, 3) alcanzar las condiciones financieras que permitan el pago de importaciones sin recurrir a nuevas contrataciones de crédito y a la financiación flexible de Venezuela, China, Brasil, Irán y Vietnam. No obstante, el problema principal de Cuba es que las reformas de Raúl no son tan profundas o completas como las introducidas por los gobiernos comunistas de China y Vietnam. Mientras los agricultores cubanos no pueden arrendar tierras al Gobierno durante un periodo mayor de 10 años, pues el contrato puede no ser renovado o la tierra puede ser tomada por el Estado bajo el pretexto de necesidad social, los chinos y vietnamitas pueden trabajar las tierras por un tiempo indefinido.
Los agricultores cubanos, a su vez, se ven obligados a vender parte de su cultivo al Gobierno a un precio por debajo del precio de mercado, a diferencia de los agricultores chinos y vietnamitas que venden libremente sus productos. Por otra parte, los préstamos para la adquisición de suministros y herramientas para trabajar las tierras cubanas son escasos. Estas limitaciones en las reformas introducidas por Raúl Castro, más bien, reducirían la producción de alimentos, una necesidad tan latente en la economía de la isla. Como si esto no fuera suficiente, el Gobierno cubano no está creando instituciones que le permitan al país cerrar acuerdos de importaciones o exportaciones o atraer inversiones extranjeras.
Más allá de las restricciones, es fundamental para las reformas del país que el Gobierno retire a un contingente enorme de trabajadores improductivos de la nómina del servicio público y encuentre empleos para ellos en el sector privado. No obstante, la plataforma para crear empleos se construyó con muchos obstáculos, incongruencias y castigos hacia el patrono, lo que culminó en un rotundo fracaso. A raíz de esto, el Ejecutivo se vio obligado a frenar sus planes ambiciosos de despedidos, pues era muy probable que el índice de desempleo, actualmente ubicado en un 25%, ascendiera estrepitosamente hasta un 45%. De seguir adelante con estas medidas en un futuro, el país presentará un deterioro gradual de la economía y, con él, un descenso en el patrón de vida de su población, lo que generará una nueva oleada de inmigrantes de grandes proporciones (cerca de un millón de cubanos) hacia el sur de Florida.
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Este es el resumen del artículo "¿Las reformas de Raúl Castro conducirán a una nueva Cuba? " publicado en Noviembre 29, 2011 en la revista Knowledge @ Wharton.
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