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Un negocio riesgoso



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Cuba
Fecha: Noviembre 12, 2011
Recientemente, el ministro de comercio exterior cubano se regocijaba de la presencia de 3.000 ejecutivos de 60 países que participaban en la feria de comercio de La Habana, en busca de “Joint Ventures” con su gobierno. Esto, sin embargo, no lograba ocultar el hecho que desde Julio, el gobierno ha arrestado varios gerentes extranjeros y cerrado tres de estos “Joint Ventures”.

El 11 de octubre, Amado Fakhre, un británico que dirigía el fondo de inversions Coral Capital, fue detenido e interrogado por agentes de seguridad. Sigue detenido sin acusación. Su fondo era dueño de un hotel en La Habana en sociedad con el gobierno, y esperaba ganar un jugoso contrato para construir viviendas alrededor de un campo de golf. La oficina de la empresa fue cerrada y declarada escena del crimen.

Sarkis Yacoubian y Cy Tokmakjian, ejecutivos canadienses, sufrieron similar destino. Han sido interrogados por meses. Sus empresas importaban autos (incluyendo la flota presidencial de BMWs) y partes para máquinas de minería de níquel.

Los medios cubanos no han publicado detalles de los casos. Se dice que los cargos, que van desde pagar de más a empleados locales hasta ofrecer sobornos por contratos, demuestran las dificultades para los inversionistas extranjeros a la luz de las reformas incrementales que realiza el presidente Raúl Castro.

Al caer la Unión Soviética, Fidel Castro decidió cortejar a inversionistas extranjeros para sobrevivir. Cientos de empresas, principalmente de Europa y Canadá, comenzaron a invertir en petróleo, minería y hotelería. Pero el gobierno cubano no contaba con contrapartes en dichos negocios, lo que promovió la corrupción. Por otro lado, les exigía contratar a los empleados a través de la agencia estatal de empleo (lo que restringe los salarios y prohíbe incentivos). A medida que se deterioraban las finanzas, cayó la distribución de alimentos y se encarecieron artículos básicos como el jabón, haciendo que los empleados no pudieran hacer mucho con su salario mensual de US$20.

Raúl Castro está siendo más estricto que su hermano. Para disminuir la nómina pública, ha legalizado el autoempleo en 180 profesiones. Recientemente autorizó a los cubanos a comprar y vender autos y viviendas. Quizás por el hecho de que estas medidas sean controversiales, también está atacando la corrupción; un estado con restricciones económicas no puede seguir financiándola. También ha encarcelado a docenas de empleados de distintas industrias por irregularidades en el trabajo. Por ahora, dejar a las empresas pagar a sus empleados salarios del mercado pareciera demasiado. Esto ha forzado a varias empresas a desafiar las leyes.




Este es el resumen del artículo "Un negocio riesgoso" publicado en Noviembre 12, 2011 en la revista The Economist.

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