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La máquina maratónica |
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| La crisis en el mundo desarrollado sería lo suficientemente dolorosa por sí misma, pero ésta llega en los talones de una generación de estancamiento en el mercado laboral. El crecimiento en los ingresos ajustados por inflación en el mundo desarrollado disminuyó tan pronto como en los años 70. En EUA, el ingreso familiar medio ha realmente caído desde 1999. El crecimiento económico continúa, pero no todos ven las recompensas. De acuerdo a algunos estimados, la mayoría del 1% de los asalariados capturó el 58% del crecimiento económico del país entre 1976 y 2007. Los chivos expiatorios, que van desde los amigos íntimos del capitalismo hasta los manipuladores de moneda extranjera, no se están quedando desabastecidos, pero señalan progresivamente a la tecnología como un culpable. Algunos economistas aceptan como hecho que el problema con la tecnología es que hay demasiado poca de ella. Tyler Cowen, un economista de la George Mason University, dice en un reciente libro digital que el “gran estancamiento” está en camino. Las ganancias provenientes de los grandes inventos de eras anteriores –electricidad, motores de aviones y antibióticos, por ejemplo– ya están agotadas y que las nuevas innovaciones comparables son sumamente raras. Unas pocas invenciones grandes significan un menor crecimiento productivo y pocas mejoras en los estándares de vida.
Es un diagnóstico inquietante, pero no el único que hay disponible. Erik Brynjolfsson, economista, y Andrew McAfee, experto en tecnología, debaten en su nuevo libro digital, Race Against the Machine, que demasiada innovación es la causa de la desgracia de los trabajadores en lucha. El progreso de la información y tecnología en la comunicación (ICT por sus siglas en inglés) puede estar ocurriendo muy rápido para que los mercados laborales se mantengan al día. Tal revolución debe ser lo suficientemente obvia para disuadir a otros de escribir acerca del estancamiento. Pero los señores Brynjolfsson y McAfee debaten eso porque el crecimiento es exponencial, es engañoso en su ritmo.
El progreso en muchas áreas del ICT le sigue a la Ley de Moore, ellos escriben, lo que sugiere que el desempeño del circuito debería ser el doble cada 1-2 años. En los primeros años de la revolución del ICT, durante la parte contundente de la curva exponencial, el progreso parecía interesante pero limitado en sus aplicaciones. Mientras se acumulan las duplicaciones, sin embargo, y la tecnología se mueve hacia la parte empinada de la curva exponencial, los grandes saltos se hacen posibles. Los logros tecnológicos como autos que se manejan solos, programas de reconocimiento de voz y traducción, que no hace mucho eran una esperanza lejana, son ahora realidades. Un mayor progreso podría generar un profundo cambio económico, dicen ellos. El ICT es una “tecnología de propósito general”, como la energía del vapor o la electrificación, capaz de afectar a las empresas de todas las industrias.
Watson, el supercomputador de IBM que deslumbrara a las audiencias en las competencias de velocidad humana del juego de TV “Jeopardy!”, está ahora siendo adaptado para su utilización en diagnósticos médicos. Vehículos autónomos, como las creaciones de Google que han registrado unos 225.000 kilómetros en carretas estadounidenses, pueden convertir al transporte en algo dramáticamente más económico, más seguro y más eficiente. Las muy esperadas maravillas de la era espacial pueden finalmente estar al alcance.
También habrá un crecimiento en los problemas. La tecnología le permite a las empresas contratar personal en el extranjero que realice tareas estilo back office que no dan la cara a los patronos, por ejemplo, o remplazar cajeros con quioscos automatizados. El software de reconocimiento de patrones es utilizado para realizar trabajos previamente logrados por un equipo de abogados. Los programas pueden efectuar una labor transferible escribiendo juegos de béisbol, y pronto podrán llenar las partes de las secciones de un diario (aquellas que no estén hundidas por causa de la competencia en línea gratuita). Los trabajadores son desplazados, pero los negocios están demostrando lentitud en conseguir nuevas aplicaciones para la labor disponible. Aquellos que quedaron desempleados o subempleados están luchando por capacitarse de nuevo y ponerse al día con las nuevas necesidades de la economía.
Como resultado, la fuerza laboral está polarizándose. Muchos de aquellos que una vez se emplearon como trabajadores semidiestros están ahora luchando por empleos con bajos salarios. El cambio ha sido bueno para aquellos que están en la cima. Ya que los salarios reales han estado cayendo o han estado estables para la mayoría de los trabajadores, éstos se han incrementado para los que tienen títulos universitarios avanzados. Los propietarios de capital también se han beneficiado. Ellos han disfrutado de las grandes ganancias provenientes de los retornos incrementados de las inversiones en equipos. La tecnología les está permitiendo a los que tienen el mejor desempeño en muchas especialidades, como los animadores superestrella, que dominen los mercados globales, excluyendo a aquellos que inclusive sean un poco menos diestros. Y la tecnología todavía tiene que recortar los costes en los servicios de salud, o en la educación. Mucha de la fuerza laboral en el mundo desarrollado ha sido exprimida por dos lados, por salarios estancados y costes en alza.
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Este es el resumen del artículo "La máquina maratónica" publicado en Noviembre 19, 2011 en la revista The Economist.
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