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Una nación en bancarrota



Revista: The Economist
Tema: Finanzas
Fecha: Diciembre 17, 2011
En la frenética carrera por salvar el euro, muchos europeos han buscado inspiración en EUA, quizás la más exitosa unión monetaria en la historia. El consejo de expertos económicos de Alemania ha propuesto un “pacto de amortización” de deuda modelado en base a la asunción de deudas estatales del gobierno federal estadounidense en 1790. Para los europeos federalistas, EUA demuestra que la unión monetaria no puede sobrevivir sin la unión fiscal. Y los proponentes de un prestamista europeo como última salida para aislar las crisis soberanas de las de liquidez advierten cómo EUA todavía puede pedir prestado a una tasa del 2% gracias a un profundo y líquido mercado de bonos gubernamentales apoyado por la Reserva Federal.

Vea con más detenimiento, sin embargo, y el ejemplo estadounidense es más complicado. La unión fiscal y de divisas ciertamente inició el temprano desarrollo económico de EUA. Pero los marcos fiscales y económicos fueron tan rudimentarios que no contribuyeron en mucho para erigir la nación.

EUA comenzó la vida como un caso perdido a nivel fiscal. Los gobiernos federales y estatales se encontraban profundamente endeudados sobre préstamos extraídos para financiar su guerra por la independencia de Inglaterra; la deuda federal se cotizaba a 50 centavos por cada dólar, la deuda estatal por 20 centavos o menos. Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro, lo consideraba vital para la salud económica de EUA para que así se restableciera la fe en el crédito nacional. Él propuso en 1790 una nueva agenda de pagos e intereses para refinanciar todas las cuentas no honradas de la república. Los portadores de los bonos reestructurados serían alentados a cambiarlos por capital en un nuevo banco central que emitiría una divisa uniforme para unificar los sistemas financieros de los estados.

Anticipando las inconformidades dentro de Europa, el plan de Hamilton era profundamente divisivo. Tanto Virginia como otros estados sureños que habían saldado sus deudas se resintieron al solicitárseles que pagaran impuestos para rescatar a los otros. Hamilton temió en una oportunidad por el futuro de la unión si el plan no fuera aprobado: “nuestro crédito reventará y se desvanecerá; y los Estados se separarán, para así cuidar de sí mismos”.

Virginia eventualmente retiró su oposición a cambio de tener la nueva capital de la nación localizada en sus fronteras. Pero el éxito de Hamilton en forjar una unión fiscal no significó que EUA ahora además tenía una política fiscal que transferiría los recursos de los estados fuertes a los débiles. Durante el primer siglo de la existencia de EUA, la presencia del gobierno federal fue minúscula. Sus gastos totales eran con frecuencia inferiores al 2% del producto interno bruto (comparado con un 25% en la actualidad), no muy diferentes a los gastos de la Unión Europea hoy en día como una proporción del PIB de la región europea, y la abrumadora tajada fue utilizada para la defensa nacional. EUA no se convirtió en una unión de transferencia sino hasta el Nuevo Tratado de 1930.

Ni tampoco la asunción federal de deudas de guerras estatales en 1790 significa que todo el país fuese obligado en lo sucesivo a asumir las deudas de los estados individuales, mientras las naciones europeas estuvieran bajo las propuestas de los eurobonos. Entre los años 1820 y 1830 muchas naciones pidieron prestado en el extranjero para financiar canales y otras mejoras internas. Jonathan Rodden de la Universidad de Stanford dice que algunos inversionistas de tales bonos aparentemente pensaron que el gobierno federal los respaldaba. Pero las esperanzas se cayeron cuando, tras la depresión de a finales de 1830, nueve estados incumplieron sus pagos. En las décadas posteriores, la mayoría adoptó leyes de presupuesto balanceado para limitar el crecimiento de sus deudas. Michael Bordo de la Rutgers University dice que la lección para Europa es la de prohibir los rescates y apegarse a las reglas.




Este es el resumen del artículo "Una nación en bancarrota" publicado en Diciembre 17, 2011 en la revista The Economist.

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