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Cristina se prepara para desafiar la gravedad | 
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| Ella le debió su aplastante victoria en las elecciones presidenciales del mes de octubre al vigoroso crecimiento de la economía y a la simpatía pública por la repentina muerte el año pasado de su esposo y predecesor, Néstor Kirchner. Cristina Fernández inauguraba su segundo mandato como presidenta el pasado 10 de diciembre todavía con vestido de luto y glorificando el nombre de su esposo casi como el de una deidad. Su mensaje fue triunfalista. Al contrastar las diferencias de Argentina con Europa y EUA, ella alardeaba: “ellos gobiernan con objetivos de crecimiento para el sector financiero… y nosotros lo hacemos con objetivos de crecimiento para el trabajo y el empleo”.
Esas palabras podrían regresar a asecharla. La Sra. Fernández está comenzando su segundo mandato en circunstancias muy diferentes al primero, el cual tuvo lugar en 2007. El frenético crecimiento de Argentina fue construido en base a una moneda débil (un legado de incumplimiento de pagos y devaluación en 2002), una demanda en auge por sus commodities agrícolas, un fuerte crecimiento en el vecino Brasil y un substancial aumento en el gasto gubernamental. Pero ahora los precios mundiales de los commodities ya no se encuentran en alza. La economía brasilera se ha estancado. Tras años de inflación en casa, el peso ya no es débil y los extravagantes subsidios significan que existe poco o ningún propósito para más estímulo fiscal.
El gobierno todavía niega que la inflación es un problema. Por años, éste ha maquillado los números: oficialmente, la inflación está apenas por debajo del 10%, pero los economistas independientes la sitúan cerca del 25%, aun cuando muchas tarifas energéticas y de transporte hayan sido congeladas. La Sra. Fernández sí admitió que Argentina tiene un “problema de competitividad”. Pero la solución del gobierno parece ser un retiro hacia el mercantilismo, reprimido por indicios de realismo.
Durante el mes de noviembre, funcionarios anunciaban medidas cautelosas para recortar los subsidios que ahora totalizan un 4,2% del PIB. Algunas grandes empresas, en conjunto con grupos familiares de altos ingresos, ahora deben pagar lo más cercano al verdadero coste de la energía. Aún así, para balancear sus libros, el gobierno deberá recurrir a los mercados de dinero durante 2012, según una consultora. Una señal de que el camino se está preparando es el nombramiento de Hernán Lorenzino como ministro de Economía, quien es respetado en los mercados financieros.
En 2008, cuando la producción argentina se redujo brevemente, el gobierno balanceó sus libros al nacionalizar las pensiones privadas. ¿Qué es lo próximo que podría ser necesario? Los objetivos potenciales no son tampoco tan fáciles, así como tampoco tan ricos. El riesgo ahora es que la inflación y un déficit de cuenta corriente en aumento desatarán una fiebre por comprar dólares y una caída en espiral de la devaluación y precios en alza como aquellos que marcaron a la nación en los años 70 y 80. El gobierno de la Sra. Fernández tendrá esperanzas en que sus controles puedan impedir eso, al menos hasta que los nuevos hallazgos de petróleo y gas no convencionales puedan ser desarrollados. Pero de una u otra forma, las cosas parecen que se van a poner más difíciles en Argentina.
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Este es el resumen del artículo "Cristina se prepara para desafiar la gravedad" publicado en Diciembre 17, 2011 en la revista The Economist.
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