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En el nombre del islam



Revista: The Economist
Tema: Demografía y Migracion
Fecha: Septiembre 13, 2003
Se piensa que el 11 de Septiembre puso al Islam en contra de occidente; pero la verdadera batalla se está librando en el mundo musulmán. Muchos de los pertenecientes a este último no quieren compartir la etiqueta de "terrorismo islámico" ganada por las acciones de Osama Bin Laden y su organización. Ellos dicen que el Islam es una religión de paz. Pero otros opinan que la disección es imposible ya que Bin Laden realizó los ataques en nombre del Islam e incluso publicó en su "Declaración del Frente Islámico Universal para la Guerra Santa contra los Judíos y los Cruzados" que matar a norteamericanos era un deber.

El problema para quienes creen que el Islam no tiene nada que ver con el terrorismo es precisamente la existencia de un cuerpo teórico que justifica esta activida y cuenta además con seguidores. Mucho del origen de esta teoría pertenece a los inicios del siglo veinte y está fuertemente relacionado con algunas ideas fundamentales o la práctica de la religión como tal.

Para comenzar a entender la teoría, sería adecuado recordar a Sayyid Qutb, un crítico literario que murió ejecutado en 1996. A finales de los 40, vivió algunos años en Estados Unidos y desarrolló cierto odio a la modernidad. Cuando retornó a Egipto, escribió libros denunciado lo que calificó como la dominación del hombre por el hombre por encima de Alá. Al respecto, apuntó que tal práctica era el enemigo jurado del Islam y emulaba a los paganos árabes de tiempos antiguos. Qutb no fue el primerno en pensar así, recibió influencia de Maulana Maudoodi en India, que vio la modernidad como un barbarismo. Ambos hombres a su vez siguieron las líneas del teólogo medieval Taqi al-Din ibn Taymiyya, quien proclamaba la necesidad de volver a las raíces de la fe. En el siglo 18 destacó también Muhammad ibn Abd al-Wahhab, pero sin duda la mayor influencia la ha ganado Sayyid Qutb por su conexión con el presente. El perteneció a la Hermandad Musulmana de Egipto (organización a la cual pertenecieron Bin Laden y algunos seguidores) y vio como amenazas del Islam al capitalismo, el individualismo, la promiscuidad y la decadencia, nociones que todavía persisten.

Qutb perdió la fe en el nacionalismo pan-árabe que prevaleció como ideología en su tiempo. En una carta desde prisión dijo que la patria que un musulmán debía acariciar no era un pedazo de tierra sino el Dar al-Islam entero (la Morada de Islam) y por tanto, cualquier tierra que estorbe la práctica de Islam debería ser combatida. Como Qutb, los seguidores de al-Qaeda perciben que el Islam está bajo ataque no sólo por territorios cercanos sino por los valores diseminados por regímenes impíos que degradan lo que significa ser un musulmán. Este doble ataque debe ser resistido con el jihad que incluye una sumisión más perfecta a la fe y una lucha armada contra los enemigos del Islam.

Uno de cada cuatro personas en el mundo es musulmán (1,5 mil millones). Una pequeña fracción de estos podrá haberse suscrito a las ideas de teóricos como Qutb. No más de algunos miles están involucrados en actividades violentas de al-Qaeda y otras organizaciones. Y además después del ataque del 11 de septiembre, muchos condenaron la acción que había sido emprendida en el nombre del Islam. El problema es que los pequeños grupos pueden originar grandes consecuencias. Sólo 19 personas tomaron parte en el atentado terrorista, pero lograron cambiar la historia y llevaron a la ocupación militar a Irak y a Afganistán.

Un estudio llevado a cabo en junio arrojó que las percepciones negativas sobre Estados Unidos entre los musulmanes se habían propagado hasta Indonesia y Nigeria y muchos países comenzaron a pensar que este país podría ser una amenaza. La mayoría de palestinos e indonesios declararon tener cierta confianza en que Osama bin Laden estaría haciendo lo correcto.

En cuanto al Islam y los planteamientos que surgen sobre si es o no una religión que promueve la violencia o la paz, los textos santos de los que se vale pueden ser invocados para apoyar cualquiera de las dos vertientes (tal como podría decirse de la Biblia o el Corán). Es difícil precisar si existe algo en la esencia del Islam que predisponga a sus seguidores a un conflicto violento, y la búsqueda de la respuesta podría ser un ejercicio en vano. Esta creencia no tiene una figura central como un Papa, por lo que quedarían los líderes informales o predicadores, los movimientos sufís, los grupos islámicos y los intelectuales laicos, cada quien con sus propias interpretaciones.

Poblaciones musulmanas en el mundo: Norteamérica: 10,4 millones; Latinoamérica: 2,2 millones; Unión Europea: 10 millones; Turquía: 62,4 millones; Liga árabe: 284,4 millones; Africa del Sub Sahara: 254 millones; Irán: 65,4 millones; Azerbaijan: 48,5 millones; Afganistán: 22,7 millones; India: 133 millones; Paquistán y Bangladesh: 230 millones; Rusia: 26,7 millones; China: 133,1 millones; Otras naciones del Sur Este asiático: 30 millones; Indonesia: 196,3 millones. Musulmanes en el mundo: 1,5 mil millones.




Este es el resumen del artículo "En el nombre del islam" publicado en Septiembre 13, 2003 en la revista The Economist.

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