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Petróleo, agua y problemas | 
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| El organismo para el medio ambiente de Brasil (Ibama) multó a la compañía Chevron de EUA con la suma de 50 millones de reales (US$ 28 millones) por haber provocado una fuga de petróleo en el lecho marino de las costas de Río de Janeiro, cuando perforaba el yacimiento Frade el pasado 7 de noviembre. Luego, impuso una multa adicional de 10 millones de reales el 23 de diciembre. También, el organismo regulador del sector (ANP) cerró uno de los pozos Frade y suspendió los derechos de perforación de la compañía.
Además, el gobierno estatal de Río de Janeiro está demandando a la empresa petrolera por 150 millones de reales. Un fiscal federal en Campos (una ciudad en el norte del estado) está exigiendo 20 mil millones de reales por daños derivados y está buscando una orden judicial para detener todas las operaciones en Brasil tanto de Chevron como de Transocean (la subcontratista para perforar en Frade). Como si fuera poco, la policía federal quiere presentar cargos contra los ejecutivos de ambas compañías.
Después del derrame de 4,9 millones de barriles del pozo Macondo en el Golfo de México en 2010, los reguladores de petróleo del mundo no están de humor para la indulgencia. Sin embargo, viendo las reacciones (para algunos exageradas) contra Chevron por una fuga de no más de 3.000 barriles, los observadores de la industria se preguntan si en verdad Brasil quiere compañías petroleras extranjeras. Varios especialistas opinan que la reacción no guarda proporción con el tamaño de la fuga.
Ciertos expertos aseguran que si Petrobras hubiese sido la del error, las multas no hubiesen sido tan grandes ni las medidas tan severas. Brasil abrió su industria petrolera a la inversión privada y extranjera en la década de 1990, pero su reciente política petrolera es nacionalista, según ciertos entendidos. Se ha puesto a las empresas extranjeras en un papel secundario en la mayoría de los nuevos proyectos. Chevron ha aceptado la responsabilidad del accidente y está realizando acciones técnicas de limpieza acertadas.
La compañía luchará contra las demandas judiciales. Hay quienes opinan que Brasil no está preparado para enfrentar un derrame grave ni supervisar la seguridad y la prevención de accidentes, por lo que organismos como Ibama y ANP deberían también asumir responsabilidades en este percance. La disputa se resolverá tarde o temprano, pero la retirada de empresas extranjeras podría afectar a Brasil en sus perspectivas de convertirse en una nueva potencia petrolera. El desarrollo de yacimientos requiere experiencia global.
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Este es el resumen del artículo "Petróleo, agua y problemas" publicado en Diciembre 31, 2011 en la revista The Economist.
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