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Romney el revolucionario |
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| En un campo primario republicano lleno de radicales, Mitt Romney es el candidato del poder establecido. Pero durante su carrera, él estuvo en el corazón de tres revoluciones. La primera fue el ascenso de la meritocracia en los EUA corporativos, el devenir de un nuevo tipo de compañía de intensidad cerebral: grupos de capital privado que valoraban las habilidades analíticas por encima de todo lo demás y que reclutaban los muchachos más inteligentes de las mejores escuelas de negocios de la nación, de los cuales Romney era el arquetipo. Se unió a Boston Consulting Group en 1975 y la dejó después de un par de años para unirse a la aún más obsesivamente cerebral Bain and Company.
La segunda revolución fue la idea de que el propósito de una compañía era hacer dinero para sus accionistas. El capitalismo de los EUA de la postguerra estaba dominado por los gerentes asalariados que mandaban sobre conglomerados en expansión con elaboradas jerarquías y adornadas oficinas. Ellos estaban cuidando de sus propios nidos en lugar de servir a los intereses de sus accionistas y había que forzarlos a enfocarse en eso. Bill Bain estuvo de acuerdo y el resultado fue Bain Capital, una compañía que Romney manejó desde 1984 hasta 1999 (ganando unos US$ 200 millones) y que fue todo un suceso por la explosión de ganancias. Pero no era solo la gente como Romney la que empujaba hacia arriba a las compañías americanas, también los rigores de la competencia global, que las llevaban a eliminar las ineficiencias, vender los negocios no fundamentales y cerrar operaciones redundantes, todo en nombre del valor de sus accionistas.
La tercera revolución fue el cambio de la fabricación a los servicios. Bain Capital “rediseñó” 150 compañías en una amplia variedad de industrias durante el mandato de Mitt, haciendo más eficiente a la América corporativa. Pero para muchos esto ha puesto un punto final al orden natural de las cosas, con hombres jóvenes con rotafolios, moviéndose dentro de las orgullosas firmas y diciendo a los gerentes veteranos qué hacer. Como candidato, Romney proclama sus 30 años de experiencia en los negocios y argumenta que con tantos problemas en la economía, EUA necesita alguien que resuelva los asuntos corporativos de la Casa Blanca y no un organizador comunitario. Sus oponentes lo ven como un jinete corporativo sin corazón que ha hecho jirones firmas y familias para hacer dinero para los accionistas. Así como las elecciones del 2008 involucraron un debate sobre las relaciones raciales, ahora las del 2012 involucrarán un debate sobre el capitalismo en los EUA.
El debate estará llevado por las emociones, que son fáciles de inflamar y no por los hechos, más difíciles de concretar. Romney dice que él hizo a las firmas más productivas, enriqueciendo a los EUA. Sus rivales (aún Newt Gingrich) afirman que él solo se enriqueció. Pero el debate bien vale la pena. Obama quiere restringir los excesos del capitalismo. Romney ofrece “una clara y no apologética defensa” de “los ideales de libertad económica de los EUA”. La elección de este año no se tratará solo de Obama. Los votantes tendrán que decidir sobre el capitalismo también.
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Este es el resumen del artículo "Romney el revolucionario" publicado en Enero 14, 2012 en la revista The Economist.
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