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Dos rizos en la cola del dragón |
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| Es común decir que la economía China, tan dependiente de las exportaciones, asfixia a los consumidores en casa y a la competencia en el extranjero, mientras continúa engordando sus ingentes reservas internacionales. Pero ciertas cifras presentadas este mes complican un poco el argumento. China sigue disfrutando de un excedente comercial. Pero sus exportaciones netas cayeron (en términos absolutos) en 2011 por tercera vez desde 2000, lo que significa un descenso de 0,5% en su tasa de crecimiento. Gracias al gasto nacional, la economía china logró expandirse en 9,2% en 2011. Así que se mantuvo con sorprendente fortaleza incluso durante el cuarto trimestre. Este crecimiento le debe mucho al consumo (tanto público como privado). En consecuencia, la tasa de consumo en el PIB de china aumentó en 2011 tras haber caído durante diez años seguidos.
La clave del crecimiento de China siguen siendo las inversiones, de las que sigue dependiendo peligrosamente esta economía. De hecho, cuando no la critican por exportar demasiado, la critican por invertir demasiado en el área inmobiliaria. Sin embargo, el auge inmobiliario se está desacelerando rápidamente. Esta semana China informó que el precio de la vivienda había descendido en 52 de 70 ciudades en todo el país durante diciembre. Los propietarios están tratando infructuosamente de conseguir créditos hipotecarios, mientras que a las compañías constructoras se las ha vuelto casi imposible conseguir préstamos. La disminución de los fondos extranjeros es particularmente dramática, según señala North Square Blue Oak, una firma de investigaciones con sede en Londres y Beijing. El capital extranjero disminuyó en 65% en diciembre.
El rechazo del mundo inmobiliario chino por parte del capital extranjero explica otra situación poco usual. Las reservas internacionales de China cayeron en el cuarto trimestre por primera vez desde la crisis financiera asiática de 1998. Fue una pequeña caída, de US$ 3,2 billones a US$ 3,18 billones; pero muy misteriosa. China sigue exportando más de lo que importa, y atrae más inversión extranjera directa de la que hace. Por tanto, estas dos fuentes de reservas internacionales deben estarse filtrando por una grieta desconocida.
Lo que preocupa es que debe haber un gotera en los controles que le impone China al capital. El capital que se sintió atraído por el crecimiento del país se está retirando ante la caída del mundo inmobiliario. Algunos observadores incluso especulan que la nueva clase rica china puede estar sacando en masa su dinero. Pero por ahora no hay que exagerar. Es posible que, en parte, la caída de las reservas se deba a la mala situación de las inversiones chinas en Europa o a la partida de inversiones a corto plazo.
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Este es el resumen del artículo "Dos rizos en la cola del dragón" publicado en Enero 21, 2012 en la revista The Economist.
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