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Aún no es hora de festejar |
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| Los mercados financieros respiran con un poco más de tranquilidad tras saber que el índice bursátil mundial MSCI se posicionó por encima de un 7% desde inicios del año. Por una parte, el rendimiento de los bonos de dos de las economías más golpeadas de Europa, España e Italia, han caído a los niveles más bajos en tres meses; por otra, las negociaciones de los griegos con sus acreedores han sido un poco más ligeras. Del otro lado del Atlántico, especialmente en EUA, también se reciben buenas proyecciones económicas con fuertes señales de una posible recuperación de la economía más grande del mundo. El mismo escenario se vive en Europa, donde se tiene la convicción de que el Banco Central Europeo ha acabado con el peligro de una posible fractura de la moneda única con su plan de inyección de liquidez a los bancos de la región durante tres años.
Sin embargo, estas noticias deben ser recibidas con cierta cautela, pues la experiencia muestra que, hace un año, la economía de EUA esperaba un crecimiento considerable con la segunda tanda de adquisición de bonos por parte de la Reserva Federal, pero estas ideas se vinieron abajo a raíz de otros factores externos: 1) el aumento del precio del petróleo como resultado de la "primavera árabe", 2) la interrupción de las cadenas de distribución tras el terremoto en Japón, 3) la adopción errónea de políticas internas y externas (la disputa por imponer un techo de deuda en EUA y la mayor complejidad del desastre en la zona euro).
Es más, si hay que hacer una comparativa entre ambas regiones, es necesario decir que EUA se encuentra en mejor posición que Europa, pues las familias han logrado reducir sus deudas y los efectos del colapso del mercado inmobiliario están próximos a tocar su fin. Por el contrario, las deudas en la zona euro son colosales y la mayoría de las economías de esta región se encuentran en recesión.
Pero las dificultades no cesan, pues existe la posibilidad de que una crisis petrolera estalle en Irán este año y que el riesgo de adopción de políticas ineficaces sea aún mayor; esto último podría ser muy probable en EUA, donde los candidatos envueltos en el optimismo del clima electoral se olvidan de la toma de decisiones difíciles, que incluyen: 1) prolongar la reducción del impuesto sobre los sueldos y el pago por desempleo, 2) reformar la estructura fiscal y las medidas involucradas en el gasto de salud pública y pensiones. El panorama es muy similar en Europa, donde la inyección de liquidez por parte del Banco Central Europeo ha calmado un poco las tensiones y ha reducido la gravedad de la crisis de los bonos y la recesión. En vez de centrar la solución de sus problemas en la austeridad, como clama Alemania, los países de la zona euro deben tener un enfoque más equilibrado orientado, más bien, al crecimiento.
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Este es el resumen del artículo "Aún no es hora de festejar" publicado en Febrero 11, 2012 en la revista The Economist.
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