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Brasil se queda rezagado |
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| Dos números le dieron un susto en mazo a la presidenta de Brasil Dilma Rousseff. El primero fue el producto interno bruto en 2011: el PIB de Brasil creció sólo 2,7% el año pasado (7,5% en 2010). Esta lamentable estadística convirtió a Brasil en la cola de las naciones BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El segundo número también es lamentable: el producto industrial se contrajo en enero a 3,4% desde el año anterior. La estrategia de Rousseff (impulsar las fortalezas de Brasil para desarrollar una potencia fabril de categoría mundial) está en peligro.
El impulso de Rousseff es proteger la industria brasileña. En este sentido, está siguiendo el camino que le enseñaron los profesores de economía más izquierdistas de la academia brasileña. Buena parte de las compañías brasileñas están urgiendo a Rousseff para que imponga aranceles aduaneros sobre los más diversos productos: textiles, zapatos, aparatos electrónicos e incluso muñecas Barbie.
Por otra parte, Rousseff se ha dedicado a condenar la política monetaria de Estados Unidos y Europa, que, según dijo en un discurso que tuvo lugar el 5 de marzo en Alemania, es un "maremoto monetario" para Brasil. Aunque esto sea cierto, algunos expertos señalan que el problema es aún más grave. Las jugadas de Rousseff no buscan acabar con las ineficiencias de la sexta economía del mundo, señala José Augusto de Castro, vicepresidente de Brazilian Foreign Trade Association. Castro señala que el gobierno ha utilizado la moneda como chivo expiatorio para esconder la falta de progreso en términos de infraestructura. Además, el gobierno debería reducir la segunda tasa de interés más alta (9,75%) del Grupo de los Veinte y aliviar una carga impositiva que llega a 34% del PIB. "No vale la pena culpar a los demás. Nosotros también tenemos la culpa".
La inflación también es un problema, pues aumenta los costos de la electricidad, las materias primas y los salarios. Los costos operativo son más altos en Brasil que en otros países desarrollados, señala José Velloso, vicepresidente de la asociación de constructores de maquinarias. El declive de esta industria podría forzar a Brasil a reevaluar sus fortalezas. Y esto podría ser positivo, señala Alberto Ramos, economista para Latinoamérica de Goldman Sachs. "¿Cuál es la ventaja comparativa de Brasil? Dudo que sea su industria. Más bien son sus servicios, negocios agrícolas y materias primas", señala Ramos. "La economía debe ser redirigida hacia donde es realmente competitiva. Este sería un proceso muy saludable".
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Este es el resumen del artículo "Brasil se queda rezagado" publicado en Marzo 26, 2012 en la revista Business Week.
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