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¿La hora final de Chávez? |
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| El presidente venezolano Hugo Chávez volvió a sorprender a sus partidarios y detractores. “Se ha detectado una nueva lesión en el mismo sitio donde fue detectado el tumor cancerígeno”, anunció a los medios nacionales a finales del pasado mes de febrero. Junto con reconocer que deberá ser sometido a una nueva intervención, se declaró “en buenas condiciones físicas para enfrentar la batalla”. Si se refería a su propia salud o al desafío electoral, no quedó claro. Hace meses que reiteraba su deseo de pelear por una nueva reelección en los comicios del 7 de octubre. Especialmente después que la oposición convocó a más de 3 millones de personas a unas primarias para escoger al candidato que los represente en octubre.
El elegido: un abogado de 39 años que se define de centroizquierda, aficionado a correr maratones, descendiente de judíos que huyeron del nazismo, declarado católico y admirador del brasileño Lula da Silva. Henrique Capriles Radonski enarbola la bandera de la unidad, la educación, el empleo, la iniciativa privada y la lucha contra la violencia. Pero, sobre todo, se ha preocupado de proyectar la imagen de un político que no entra en el juego confrontacional que Chávez lanzó apenas tres días después de su elección. “Una de mis tareas va a ser quitarte la máscara. Mientras más te empeñes en disfrazarte más te vas a conseguir conmigo”, exclamó el comandante-presidente.
El rostro de “la burguesía” y la derecha, como lo ha llamado Chávez, Capriles no ha hecho caso de las diatribas y se defiende asegurando que no fue escogido para pelear, sino para resolver problemas. Y su estrategia fue premiada por el electorado opositor: obtuvo casi 2 millones de votos, muy por delante de los candidatos que interpelaron más duramente al mandatario. “La parte más peligrosa para Chávez del discurso de Capriles es la de unidad nacional, integración y respeto. Tiene que desmontarla. Y el reto de Capriles será aguantar las provocaciones sin salir de su estrategia, no puede morder el anzuelo de la confrontación”, expresa el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.
Chávez está echando mano al discurso duro y frontal que tanto éxito le ha dado. En las presidenciales de 2006 ganó con casi el 63% de los votos y hoy, a 13 años de su llegada al poder, tiene niveles de aprobación por encima del 50%. Antes que la oposición escogiera un candidato único, todas las encuestas lo señalaban como ganador de las presidenciales. Pero esta vez hay espacio para un optimismo moderado en la oposición: las primarias sacudieron al gobierno, que no esperaba que la participación fuera tan alta y llegara finalmente al 17% del padrón electoral de 18 millones de votantes. Todo un mérito, considerando el temor de muchos a ser objeto de represalias por participar.
“El enfrentamiento será entre un proyecto estatista y autoritario y el liderazgo de una oposición que en los últimos años ha pasado a tener una cara más democrática y plural”, plantea la historiadora Margarita López Maya, autora del libro “Ideas para debatir el socialismo del siglo XXI” y antigua partidaria de Chávez. La elección de Capriles despertó también el optimismo de los mercados. Al día siguiente de las primarias se dispararon los bonos y cayó el riesgo del país. “El mercado está reaccionando de manera muy positiva, porque se ha empezado a incrementar la probabilidad de un cambio en la conducción política y económica”, señala Alejandro Grisanti, director para América Latina de Barclays Capital.
El carismático presidente ha construido un sólido vínculo con las clases populares y es ahí donde radica la fortaleza de su liderazgo. Interpelando directamente al “pueblo” y destinando enormes recursos para programas sociales que han dado salud y educación a sectores deprimidos, Chávez se ha enfocado en dejar muy claro que sólo él asegura el bienestar de la mano de su revolución bolivariana. “Chávez sigue siendo el dueño del discurso social y, cuando la oposición habla de eso, él se encarga de aclarar que son unos impostores”, comenta el sociólogo Ignacio Ávalos. “Puede haber inseguridad, problemas económicos o mal gobierno, pero hasta ahora la oposición no ha logrado romper la vinculación emocional del presidente con las clases populares”, añade.
López Maya concuerda en que será una competencia muy desigual. “El presidente utiliza recursos públicos, tiene una plataforma mediática cada vez más compleja y es un hombre muy sagaz que además ha hecho un hábil uso de su enfermedad”, comenta sobre el cáncer que a Chávez le detectaron en junio. Sobre la enfermedad del presidente, de 57 años de edad, hay detalles que hasta ahora no se conocen, como la ubicación del tumor que le extrajeron, el tipo de cáncer que contrajo o la gravedad de la nueva lesión. Chávez fue el único en informar sobre ello. La oposición ha evitado hacer mayores comentarios, al menos en público, respecto al nuevo escenario. Capriles, mientras tanto, explota su imagen de hombre joven y renovador. Apoyado por el centro-derechista Primero Justicia (aunque él dice “trascender a los partidos”), lanza sus dardos contra la mala gestión del Estado, los deficientes servicios públicos, la inflación, la periódica escasez de alimentos y la inseguridad.
La carrera será larga hasta octubre. Dos proyectos y dos líderes pelearán cada voto a lo largo de estos meses en los que Capriles planea recorrer el país de punta a rabo, tal como Chávez lo hizo antes de ganar por primera vez la presidencia. “Aquel caballo está cansado”, dijo, usando una metáfora ruda. “Éste está lleno de energía y vamos a ver quién aguanta estos meses”.
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Este es el resumen del artículo "¿La hora final de Chávez?" publicado en Marzo 2012 en la revista América Economía.
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