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La Web y la política no se mezclan en China |
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| El 10 de abril pasado, la agencia oficial de noticias Xinhua anunció que el carismático político Bo Xilai había sido suspendido del Comité Central y del poderoso Buró Político por ser “sospechoso de estar involucrado en serias violaciones de la disciplina”, mientras que su esposa era “altamente sospechosa” en el homicidio de un hombre de negocios británico que murió en Chongqing en noviembre. La plana mayor de China ahora tiene que contrarrestar un escándalo de nivel mundial, que destruye toda posibilidad de una transición sin problemas hacia la nueva generación de líderes principales. Parte de esta tarea consiste en domesticar la Web del país, que implica tanto una amenaza, como un apoyo para el poder del gobierno.
El 6 de abril, la censura cerró temporalmente el sitio Web nacionalista Utopía (que había apoyado agresivamente a Bo y al modelo económico propuesto por él, tras su despido como secretario del partido en Chongqing el 15 de marzo), que ahora estará fuera de acción por algún tiempo, junto a más de una docena de otros sitios Web. Una noticia publicada en Utopía el día antes de ser cerrado decía que tres burós de Internet y seguridad pública habían sido castigados por publicar “artículos que violaban la constitución, que atacaban maliciosamente a los líderes del gobierno y especulaban ampliamente sobre el 18vo Congreso del Partido”. A Utopía se le dijo que debía someterse a “una auto inspección, y que sería puesta en línea de nuevo después que pasara por un examen”. Y no tuvieron más opción que cerrar.
Este es el primer y más importante disturbio que ha confrontado China en la era de la Web, y el despido de Bo como jefe de Chongqing a mediados de marzo disparó una rampante especulación en línea, al igual que las actividades de Wang Lijun, el jefe de policía destituido de Chongqing, quien falló en obtener asilo en el consulado de EUA en Chengdu, Sichuan en febrero. Los rumores en línea alcanzaron su máximo nivel en la semana del 19 de marzo con reportes de un intento de golpe de Estado. Al principio, el régimen manejó esta frenética especulación con relativa tolerancia. Aunque los que apoyan a Bo pudieron expresar sus opiniones, también lo hicieron sus detractores, que parecían haber tomado la medida de ensuciar el nombre de Bo, y usar Internet como un arma política.
China tiene ahora 485 millones de usuarios de Internet y 300 millones de microblogueros, y monitorearlos se ha convertido en una tarea interminable e inalcanzable, más aún porque para evitar ser censurados, los blogueros emplean tácticas evasivas, como el uso regular de juegos de palabras, homónimos, y homógrafos. El gobierno central lucha con su propia ambivalencia respecto a la Web. Por un lado, permitir que la gente use el microblogueo, hace que un montón de furia se disipe, y que se pueda hacer un monitoreo en tiempo real de los problemas que enfrenta China, pero por otro lado, si la gente empieza a perder una gran cantidad de tiempo en eso, esto los hace sentir mucho más negativos en relación con lo que está sucediendo en su país.
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Este es el resumen del artículo "La Web y la política no se mezclan en China" publicado en Abril 16, 2012 en la revista Business Week.
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