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El problema de las élites de extracción |
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| El mundo desarrollado tiene un problema de crecimiento. De las 34 economías avanzadas, 28 tuvieron en 2011 un PIB per cápita menor que en 2007. Los pronósticos de crecimiento para este año son anémicos. Esta lentitud se atribuye a la crisis financiera de 2008. Pero, ¿será que el problema es más bien estructural que cíclico? En su nuevo libro Por qué las naciones fracasan: El origen del poder, de la prosperidad y de la pobreza, los economistas Daron Acemoglu y James Robinson arguyen que buena parte de los países están condenados por sus propias instituciones económicas, pues estas están estructuradas para que una minoría le extraiga recursos a una mayoría, aparte de que no protegen los derechos de propiedad ni incentiva la actividad económica. Por el contrario, las economías inclusivas distribuyen el poder, establecen la ley y el orden, aseguran los derechos de propiedad y tienen un sistema de libre mercado bien establecido.
En una economía de extracción, como la del Congo Belga y su sucesor, Zaire, una pequeña élite asume el poder y lo usa para controlar los recursos e impedir el cambio social. Este tipo de economías pueden lograr un cierto crecimiento, sobre todo cuando (como en la Unión Soviética de mediados del siglo XX o la China de hoy en día) los recursos pasan de un sector agrícola poco productivo al sector manufacturero. Pero, eventualmente, estos países pierden su impulso.
Los autores colocan al mundo desarrollado en la categoría de "incluyente", pues, por definición, han logrado el éxito económico. Pero la descripción de las economías de extracción debería sonar un par de alarmas en la mente de los lectores Occidentales. "Dado que las élites que dominan las instituciones de extracción le temen a la destrucción creativa, la evitarán a toda costa; y cualquier crecimiento que germine a partir de instituciones de extracción durarán poco tiempo", señala los autores.
Hay dos posibles candidatos que caen dentro de la categoría de élites de extracción en las economías Occidentales. El primero es el sector bancario. De hecho, buena parte de la política económica actual parece tener como objetivo impulsar los bancos. El segundo candidato es el sector público. En algunos países; por ejemplo, Grecia, hay una clara política de clientelismo en el que los partidos políticos premian a sus seguidores con empleos y beneficios que han sido financiados por los contribuyentes. En el mundo anglosajón, los empleados del sector público tienen ahora pensiones más generosas que la mayoría de los trabajadores del sector privado.
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Este es el resumen del artículo "El problema de las élites de extracción" publicado en Abril 14, 2012 en la revista The Economist.
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