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Productores latinoamericanos de litio: ¿de explotadores a creadores de valor agregado? |
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| Científicos de Kuwait señalaron recientemente que la producción mundial de petróleo llegará a su punto máximo en 2014 y que las reservas de crudo descenderán de forma progresiva hasta agotarse en 2050, o incluso antes, dado el vertiginoso crecimiento de la demanda mundial de crudo. Por eso, el litio es considerado el combustible del futuro ya que reemplaza a los contaminantes hidrocarburos mediante la fabricación de baterías para autos híbridos y eléctricos. Este mineral se encuentra en abundancia en Bolivia, Argentina y Chile, región a la que algunos ya están denominando “la nueva Arabia Saudita”.
Las baterías de litio-ion también se utilizan en dispositivos como cámaras fotográficas, notebooks, smartphones, netbooks, iPads y MP3, entre otros, dado su liviano peso, potencia y largo ciclo de vida. Pero el mineral también se utiliza intensamente en la industria del vidrio y la cerámica, ya que el litio reduce la temperatura de fusión de los materiales produciendo un importante ahorro de energía. Incluso, en los últimos años se ha intensificado el uso de litio en la industria del acero, gracias a que el carbonato de litio ofrece una mayor velocidad y fluidez en el proceso de moldeado. A futuro, incluso los expertos estiman que el litio tendrá un significativo desarrollo en la industria del cemento, en las aleaciones de aluminio y en los reactores de fusión nuclear.
Bolivia concentra el 50% de las reservas mundiales de litio en el Salar de Uyuni, al suroeste del país; seguido de Chile con el 25% en el Desierto de Atacama, al norte; y Argentina con el 10% en las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca, al noroeste. Y a pesar de que Bolivia tiene la mayor concentración del mineral de la “nueva Arabia Saudita”, Chile lidera su comercialización con una producción del 44% del total del litio que se vendió en el mercado mundial al cierre del 2011. En tanto, Australia, China y Argentina aportaron con el 25%, 13% y 11% de la producción mundial, respectivamente, según datos de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de Argentina.
Hasta ahora la producción mundial de litio sólo había crecido cerca de un 6% en los últimos 10 años, pero según la consultora chilena abocada al estudio de los recursos naturales, SignumBOX, ésta podría pasar de las actuales 140.000 toneladas anuales a más de 400.000 toneladas en 2030, impulsada principalmente por la demanda de baterías de litio para autos híbridos y eléctricos, estrategia con la cual la industria automotriz hoy está tratando de romper la dependencia con el petróleo.
Mientras en Chile recién comienza el debate en torno a las mejores estrategias para industrializar el litio, Argentina y Bolivia avanzan en el desarrollo de sus respectivos proyectos. En Argentina se han unido la australiana Orocobre con la japonesa Toyota Tsusho para explotar el yacimiento de litio Olaroz –emplazado en la provincia de Jujuy– que tiene un potencial muy atractivo debido a su alta concentración del mineral, buen retorno de la inversión y bajos riesgos técnicos. Pero no sería el único emprendimiento en vista, dado que “la cantidad de salares inexplorados que tiene Argentina, nos la quisiéramos nosotros (Chile)”, aseveró un experto del Centro de Investigación Minera y Metalúrgica (CIMM) de Chile.
Y si bien el Salar de Uyuni en Bolivia es de lejos el más codiciado por los fabricantes de automóviles, el Gobierno de Evo Morales pretende que la industria del litio sea 100% estatal, lo que ha hecho que empresas niponas como Mitsubishi y Sumitomo, junto con los gobiernos de Corea del Sur, Rusia, China y Brasil hagan fila para tratar de negociar con la autoridad boliviana, quien hasta ahora ha evitado cualquier compromiso formal manteniendo a los interesados en suspenso.
Si el Gobierno boliviano persiste en su estrategia de explotar el litio y obtener el máximo beneficio de este recurso natural para sacar de la extrema pobreza a su pueblo, el país se verá enfrentado a grandes desafíos tales como desarrollar la infraestructura ad hoc que en estos momentos no tiene, y obtener los recursos para realizar las inversiones en exploración, explotación y desarrollo tecnológico. Incluso, la autoridad boliviana deberá lidiar con las comunidades que viven en los alrededores del salar y con ciertos efectos negativos en el medio ambiente. Las páginas de Internet ya adelantan que la “nueva Arabia Saudita” estaría incubando la idea de una “OPEP del litio”, algo que por ahora sólo sería un sueño.
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Este es el resumen del artículo "Productores latinoamericanos de litio: ¿de explotadores a creadores de valor agregado?" publicado en Mayo 15, 2012 en la revista Knowledge @ Wharton.
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