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Continúa la batalla de los libros | 
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| La impresión de libros por demanda lleva sobre el tapete más de una década. En 2005, Amazon adquirió un proveedor rival, BookSurge, y comenzó a ofrecer a las editoriales la opción de complementar sus inventarios con copias de impresión por demanda cuando las existencias de un título estuvieran agotadas. Hoy, bajo el nombre de CreateSpace, la filial de Amazon provee a pequeñas editoriales y a autores que se autopublican. La tecnología se ha perfeccionado y esos libros son ahora indistinguibles de otros impresos en rústica. Pero la industria del libro no está ansiosa por acogerse a nuevos cambios. La introducción del Kindle en 2007, y la insistencia de Amazon sobre un precio amable para el consumidor de US$ 9.99 para los nuevos lanzamientos, ha desencadenado una discrepancia multifrontal.
El Departamento de Justicia de EUA recientemente presentó un pleito antitrust contra Apple y cinco editoriales de libros acerca de su presunta complicidad para elevar los precios de los e-books. La nueva pretensión de Amazon de imprimir los libros según su demanda, ha quedado en segundo plano mientras se desarrolla este drama de los libros digitales. Sin embargo, los ejecutivos de las principales editoriales de New York dicen que Amazon les solicita regularmente que le permitan imprimir por demanda los títulos de tienen una venta más lenta. Ellos hasta ahora se han negado, sospechando que Amazon va a usar esa capacidad para inclinar la economía de la publicación de libros a su favor y tomar el control del negocio. Aceptarlo añadiría algún margen de beneficios pero también debilitaría el resto del universo de la industria editorial. Les preocupa que una ampliación de la impresión por demanda pudiera, como el advenimiento de los libros digitales, perturbar su modelo de negocios de un siglo de antigüedad.
Si se extendiera la impresión por demanda, las editoriales podrían reducir sus costos fijos y resolver el problema de la devolución de libros no vendidos por las librerías. Pero las grandes editoriales son compensadas en base a la gama de servicios que brindan, desde el consejo editorial, hasta el almacenamiento y distribución, y la impresión por demanda les pondría más difícil justificar el mantener la amplia mayoría de precios mayoristas de los libros. Para algunos, aun el permitir que Amazon imprima por demanda cuando haya escasez de un título es una mala idea, ya que esto pudiera entusiasmar a la compañía a solicitar menor cantidad de libros impresos. Y tener un inventario ilimitado le daría otra ventaja sobre los minoristas, cuyas editoriales quieren mantenerse en el negocio como un contrapeso de la fuerza del comercio digital. Hay muy poca confianza en Amazon para tomar en cuenta sus servicios en la impresión por demanda.
Amazon no es la única compañía que está tratando de conducir a las renuentes grandes editoriales hacia un futuro de impresión por demanda. A medida que la transición digital revoluciona la industria, la resistencia a esta modalidad pudiera irse debilitando. Las pequeñas editoriales que ya han hecho el cambio desde el imprimir y almacenar sus propios libros, dicen que vale la pena. En lugar de poner todos esos libros en un almacén, pueden liberar el flujo de efectivo para invertir en investigación y desarrollo. Se puede invertir en el futuro técnico de la industria editorial en oposición a tener libros impresos que están acumulados en almacenes.
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Este es el resumen del artículo "Continúa la batalla de los libros" publicado en Abril 30, 2012 en la revista Business Week.
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