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Cristina raspa la olla |
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| Tras quedar a la deriva desde el año pasado con la enfermedad del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, los populistas de Latinoamérica tienen ahora un nuevo líder. Cristina Fernández, presidente de Argentina, siempre se ha comportado como una chavista moderada: acosa a los negocios privados, altera las estadísticas nacionales y destruye instituciones estatales. Pero, últimamente, se ha vuelto una chavista radical: dispone de las reservas del banco central, impone controles de cambio y establece barreras comerciales. Su jugada más perversa la dio esta semana con la nacionalización de 51% de YPF, la ex compañía estatal petrolera, que pertenecía a la española Repsol. Esto es un desastre para Argentina.
Tal vez Fernández disfrutará de una mayor popularidad en casa. YPF es un símbolo del orgullo nacional, y el gobierno, tan necesitado de dinero, le dará la bienvenida a los ingresos de la compañía. Ahora que está en manos del estado, YPF tratará de exprimir aún más los pozos petroleros. Pero nada de esto podrá esconder el error que está cometiendo Fernández. Los efectos a largo plazo de haber politizado la gerencia de YPF tienen un antecedente en la estatal petrolera de Venezuela, cuya producción se ha venido a menos tras una década bajo el puño de Hugo Chávez. Fernández le recrimina a Repsol que no haya invertido en Argentina, pero esta nacionalización desalentará el ingreso de miles de millones de dólares en inversión. Mientras tanto, continúa en vigor un control de precios draconiano, que es la verdadera causa de la falta de inversión en el sector energético de Argentina.
Pero los efectos de la nacionalización se sentirán más allá de este sector. España es el mayor inversionista extranjero en Argentina. Tras ver el destino que corrió YPF, lo más seguro es que los bancos y compañías españoles busquen la manera de abandonar el país. Fernández también ha perjudicado las relaciones comerciales con Europa, uno de sus mayores mercados de exportación y tal vez pierda cualquier apoyo europeo en la disputa de las islas Malvinas, otra causa nacinoalista.
Este desaguisado debería servir a manera de advertencia sobre todo para los mismos argentinos. Los partidarios de Fernández están impulsando una reforma constitucional que permitirá que la presidente pueda ser reelegida ilimitadamente. Para evitar este peligro, la oposición tendrá que unirse. Esto es algo que no logró hacer en las elecciones presidenciales de 2011. De nuevo, miren a Venezuela, donde la oposición llevó a cabo unas elecciones primarias este año y se ha organizado en torno a un único candidato.
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Este es el resumen del artículo "Cristina raspa la olla" publicado en Abril 21, 2012 en la revista The Economist.
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