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De nuevo a fabricar cosas |
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| Durante más de 100 años, EUA había dominado el mundo de la manufacturación, pero ahora debe disputarse ese liderato con su gran rival chino, el cual ha absorbido, junto a India y otros países con una mano de obra económica, buena parte de los puestos de trabajo en esta área gracias a la externalización de la producción o la radicación de fábricas en el extranjero. Dada la crisis económica mundial, algunas políticas occidentales instan a los países a empezar a fabricar productos localmente para crear fuentes de empleo y evitar así la exportación de estrategias de manufacturación, lo que supone un estímulo para la economía de los países.
Si bien la manufacturación en EUA corresponde sólo a un 11% del PIB, lo cierto es que este sector es responsable de un 68% del gasto nacional en investigación y desarrollo. A su vez, las industrias de manufacturación, en promedio, 1) ofrecen mejores salarios que las empresas de servicios, 2) representan una gran fuente de innovación, 3) ayudan a reducir los déficits comerciales, 4) crean oportunidades en la creciente economía verde, como el reciclaje o las energías limpias. Pese al crecimiento veloz del país asiático, EUA cuenta aún con un formidable poder productivo, pues, a pesar de que su gasto de producción se asemeje al chino en términos cuantitativos, lo cierto es que éste puede lograrse con apenas el 10% de la fuerza de trabajo utilizada en China.
Las compañías, por su parte, se muestran también optimistas con un renacimiento de la manufacturación, pero sostienen que ésta sólo será de calidad si se contrata a empleados con un alto nivel de destreza. Para ello, ven necesario que las empresas amplíen su presupuesto en entrenar, ofrecer prácticas y talleres a sus empleados. Ante esta necesidad, muchas empresas se rehúsan a invertir dinero en preparar a empleados que luego abandonarán sus trabajos. Sin embargo, otras, como una alternativa a las pasantías, respaldan una colaboración entre las universidades y las empresas locales para desarrollar programas de entrenamiento basados en la digitalización de la manufacturación.
A través de sistemas de producción virtuales, los estudiantes pueden simular el proceso de fabricación de productos, proyectado en pantallas tridimensionales. Incluso, este software puede llegar a utilizarse en otras compañías para hacer planes publicitarios y mercadear productos antes incluso de su fabricación. Un ejemplo perfecto de esta simbiosis está constituido por los grupos industriales, representado por Silicon Valley. Varias empresas se unen gracias al fondo de talentos, la concentración de servicios especializados, la disponibilidad de capital privado de inversionistas con una visión cercana al mercado. De igual modo, dada la estrecha relación que tienen con universidades y laboratorios de investigación, hay una relación más estrecha entre el surgimiento de ideas innovadoras y la posibilidad de materializarlas.
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Este es el resumen del artículo "De nuevo a fabricar cosas" publicado en Abril 21, 2012 en la revista The Economist.
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