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Simplificar y repetir |
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| Mientras los gurús de la gerencia adoran decirle a las compañías que se reinventen a sí mismas, en su libro Repetibilidad, Chris Zook y James Allen, dos consultores de Bain & Company, hacen algo más interesante: predican la simplicidad. Argumentan que las compañías más exitosas comparten tres virtudes: 1) tienen una esencia distintiva, 2) hacen grandes esfuerzos por mantener sus modelos de negocios lo más simples posible y 3) aplican eso sin cesar a las nuevas oportunidades. Como metáfora y caso de estudio, hacen referencia a la historia del carpintero holandés Ole Kirk Kristiansen, quien en la década de los 30 complementaba sus ingresos vendiendo juguetes de madera, y tuvo la idea de hacer ladrillos de juguete. Estos primero fueron de madera y más tarde de plástico, la idea se globalizó y actualmente hay 75 piezas de Lego por cada persona del planeta.
En los años noventa, la empresa trató de diversificarse, y se expandió demasiado febrilmente en parques temáticos, programas de televisión, ropa, relojes y laboratorios para aprender. El resultado: chocó con una pared hecha de ladrillos verdaderos. Después de años de resultados negativos, en 2004 un nuevo jefe devolvió a Lego a sus raíces. La compañía no ha perdido su apetito por la innovación: ahora se puede diseñar una casa o castillo en línea y ordenar los ladrillos que se necesitan para construirla. Pero el eje de Lego sigue siendo el mismo, pequeños bloques que se entrecruzan y convierten a los niños de todas las edades en maestros constructores
Muchas de las marcas más conocidas del mundo le hacen culto a la simplicidad: los paquetes planos de IKEA, McDonald’s con sus hamburguesas o Berkshire Hathaway con su enfoque de inversiones de compre, mejore y mantenga. Apple está aplicando la misma fórmula a una sucesión de iProductos y es implacable en relación a reducir sus catálogos. Los autores argumentan que hay tres formas de aplicar el modelo de la repetitividad. Unas empresas se enfocan a grupos de clientes más precisos, otras aplican el modelo a nuevos mercados, o llevan el mismo sistema gerencial a montones de diferentes negocios. La obsesión con la simplicidad es un contrabalanceo útil para la tendencia natural de las empresas a hacerse más complejas a medida que maduran, lo que empeora cuando aumenta el ritmo de los negocios. Zook y Allen llaman a la complejidad el “asesino silencioso” de los negocios modernos. Para evitarlo, las firmas deben hacerle culto a la simplicidad.
Sin embargo, esto es más fácil decirlo que hacerlo y las compañías necesitan seguir martillando el mantra de la simplicidad. Pero el mayor problema con el argumento de Zook y Allen descansa en la innovación disruptiva. La historia está llena de ejemplos de compañías que tienen ataques al corazón, no porque dejen crecer la complejidad, sino porque son aplastados por el siguiente gran éxito. El dúo de Bain argumenta correctamente que las compañías exitosas pueden sobrevivir cambios dramáticos decidiendo qué partes de sus modelos de negocios preservar y cuáles dejar caer. También argumentan con razón que es más probable que sobrevivan a cambios dramáticos si no se distraen por una innecesaria complejidad. Pero a veces la simplicidad por sí sola no es suficiente respuesta a un cambio repentino del medio competitivo.
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Este es el resumen del artículo "Simplificar y repetir" publicado en Abril 28, 2012 en la revista The Economist.
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