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Te quiero, te recelo |
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| Hace un año que el presidente Obama visitó a Dilma Rousseff en Brasilia, pero poco se concretó aquella vez. Brasil sigue sin tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y sus candidatos para presidir organismos internacionales se encuentran siempre con el desdén y la frialdad de Washington. La visita de Dilma a Washington tampoco cambiará las cosas. De hecho en EUA quieren bajarle el carácter de oficial, alegando que en época electoral no se reciben visitas de Estado. Desde el Departamento de Estado se recalca que Brasil y EUA son “socios naturales” y parte de “la nueva arquitectura global”, anunciada por la secretaria de Estado, Hillary Clinton. Según los asesores, los presidentes pasarán de las conversaciones a entregar resultados concretos y el equipo del Tesoro declara que la reunión sería “un momento especial en la historia de dos economías poderosas con intereses compartidos”.
El papel de Brasil es cada vez más importante como mercado para las exportaciones de EUA (el octavo mercado más importante) y este ha tenido gestos, como dejar que expiraran los subsidios a su industria doméstica de etanol, abriéndoles la puerta a los exportadores brasileños. Pero otra cosa es ser dadivoso con la industria de alta tecnología de un país sudamericano. Un suculento contrato entre Embraer y la Fuerza Aérea de EUA, que podía llegar a los US$ 1.500 millones, fue desechado tras “problemas de documentación en la licitación”. Ya desde antes la Comisión de Valores estadounidense inició una investigación contra Embraer, cuyos detalles no se han filtrado, al parecer sobre el pago de coimas a funcionarios públicos en tres países, incluyendo Argentina. En Brasilia, los suspicaces relacionan todo lo anterior con el hecho que Brasil prefiera comprar aviones franceses Dassault en vez de F-18 de Boeing, un negocio cercano a US$ 4.000 millones.
Para los republicanos de EUA, Brasil es un jugador mundial y país clave para Latinoamérica, pero Obama no ha construido pilares ni tampoco entendido su importancia, y su administración adolece de una falta de visión palpable y carece de políticas significativas para el sector privado de EUA, por lo que el país no está presente en el mercado brasileño. En lo financiero, Brasil hoy es el cuarto mayor tenedor de bonos del tesoro de EUA, con US$ 229.000 millones, con lo que ha contribuido a financiar el ajuste económico de la potencia del norte, en lo que algunos denominan “una guerra de divisas”. En este contexto, Brasil sería el único país capaz de empujar hacia una nueva arquitectura financiera mundial a través de un mayor liderazgo en organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial, tronos que EUA no está dispuesto a ceder.
Las propuestas que lleva Rousseff a EUA están envueltas en papel de regalo para iniciar “un nuevo ciclo en la relación”, basado en innovación, ciencia y tecnología y la búsqueda conjunta de nuevas formas de crear inversión con énfasis en la economía del conocimiento. Por ejemplo, el establecimiento de 75.000 becas para que brasileños estudien en universidades de EUA. Al final, tanto Brasil como EUA quieren resultados y no importa qué nivel protocolar le den a la reunión.
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Este es el resumen del artículo "Te quiero, te recelo" publicado en Abril 2012 en la revista América Economía.
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