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La compañía pública está en peligro |
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| Hacia la fecha de publicación de esta revista, Facebook estaba a punto de convertirse en una compañía pública. Esta noticia implica muchas preguntas, entre otras: ¿de verdad cuesta tanto dicha compañía? Pero lo más intrigante es el estado en el que se encuentra la noción misma de compañía pública. A primera vista, todo pareciera estar bien. La compañía pública fue inventada a mediados del siglo XIX para que los gigantes industriales pudiera obtener capital. El hecho de que Facebook esté siguiendo el ejemplo de Microsoft y Google en el mercado de valores sugiere que los listados públicos están surtiendo el mismo efecto en la era de Internet. Pero si vemos con cuidado, notaremos que la situación ha cambiado.
El número de compañías públicas ha disminuido drásticamente en la última década (cerca de 38% en Estados Unidos). Asimismo, el número de ofertas públicas iniciales en Estados Unidos ha disminuido en promedio de 311 al año entre 1980 y 2000 a sólo 99 al año entre 2001 y 2011. Por otra parte, Facebook se está inscribiendo en un club muy complicado. Las regulaciones se han multiplicado para las compañías públicas desde el colapso de Enron en 2011. Los jefes corporativos se quejan de que las nuevas regulaciones no permiten que ninguna compañía se concentre en objetivos a largo plazo. Los accionistas también están molestos, pues sus intereses casi nunca encajan con los de los gerentes, que además suelen malgastar grandes sumas en infraestructura y beneficios innecesarios.
Al mismo tiempo, hay otros tipos de compañías que están floreciendo. Anteriormente, el sueño de todo CEO era que la compañía cayera en manos públicas; ahora, es perfectamente respetable que la compañía caiga en manos privadas. ¿Qué importancia tiene todo esto? La proliferación de nuevos tipos de compañías es algo positivo, puesto que un ecosistema variado es mucho más robusto. Pero no deja de preocupar el declive de un tipo de compañía que ha generado prosperidad durante 150 años. Para empezar, las compañías públicas han estado al centro de la innovación y la creación de trabajo. Segundo, las compañías públicas deben presentar informes periódicos, de modo que suelen ser muy transparentes. Finalmente, las compañías públicas permiten que la gente común invierta directamente en la maquinaria de producción de riqueza del capitalismo.
Las compañías públicas permitieron construir los ferrocarriles del siglo XIX. Llenaron el mundo con vehículos, televisiones y computadoras. Trajeron transparencia al mundo de los negocios y oportunidades a los pequeños inversionistas. Los legisladores tienen razón en querer regular severamente las compañías públicas. Pero no tanto como para que los emprendedores decidan abandonar la posibilidad de hacer una oferta pública inicial. La compañía pública ha sido desde hace tiempo la locomotora del capitalismo. Por tanto, los gobiernos no deberían permitir que se descarrile.
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Este es el resumen del artículo "La compañía pública está en peligro" publicado en Mayo 19, 2012 en la revista The Economist.
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