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Los reflectores de la crisis europea iluminan a España |
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| En espera de las elecciones de Grecia, que pudieran determinar su salida del euro, la atención ha pasado a España, donde los problemas son diferentes y mucho mayores. Los de Grecia provenían de una excesiva petición de préstamos por parte del gobierno; España sufre de una quiebra inmobiliaria y sus bancos permanecen invalidados por unos €184 mil millones ($230 mil millones) en activos de bienes inmuebles problemáticos. El gobierno lucha por encontrar un plan de rescate mientras el país enfrenta una profunda recesión y un 24% de desempleo. El primer ministro Mariano Rajoy insiste en que su país no necesita un rescate financiero, aunque los inversionistas piensan lo contrario. El costo de asegurar la deuda soberana se elevó a un nivel record el 30 de mayo, y los rendimientos en los bonos de 10 años de España llegaron casi al 7% que llevó a Grecia, Irlanda y Portugal a pedir rescates financieros a la Unión Europea y al FMI.
El drama bancario de España está hoy centrado en el BFA-Bankia, formado en 2010 por la fusión de siete bancos de ahorros en problemas y cuyos activos igualan un tercio de toda la economía española. Cuando el precio de una acción de Bankia bajó un 43% en menos de un año, España lo nacionalizó el 9 de mayo, y el banco pidió €19 mil millones al gobierno para limpiar deudas malas. A España le quedan solo unos €5.3 mil millones en el fondo del rescate financiero bancario que estableció en 2009, pero con sus costos de préstamos subiendo, el gobierno quería evitar elevar el efectivo en los mercados. El 28 de mayo, asomó estar considerando darle bonos gubernamentales a los bancos, que pudieran usar como colaterales para pedir prestado dinero fresco del Banco Central Europeo, pero luego se desdijo, informando que su fondo de rescate financiero bancario se volcaría a los mercados públicos para recaudar dinero para Bankia.
A la vez, la Comisión Europea propuso que el fondo permanente de rescate financiero del área del euro inyectara efectivo directamente a los bancos, en lugar de enviarlo a través de los gobiernos nacionales. Mientras que el debate continúa, los problemas inmobiliarios de España se enconan. Durante años el país tuvo como fuente de crecimiento la construcción de casas y oficinas, que llegó a representar más del 20 % de su PIB, el mismo nivel que en Irlanda. Aunque ambos países experimentaron similares booms y quiebras inmobiliarias, tras el desplome han actuado diferente. Irlanda trabajó rápido para enfocarse en la solvencia de sus bancos, nacionalizándolos, eliminando miles de millones de euros en deudas tóxicas de sus hojas de balance y transfiriéndolas a un llamado “banco malo”.
Los líderes españoles rechazaron crear un banco malo y empujaron a sus bancos a absorber a los prestamistas más débiles. En Irlanda, las nuevas construcciones se detuvieron en 2008, y el valor de las propiedades se desplomó en alrededor del 60% desde su pico en 2007, mientras que España ha hecho todo lo posible por sostenerlo (sus bancos han dado hasta un 100% de financiamiento con facilidades de pago, sin apenas modificar los precios). Esto ha ayudado también a los promotores inmobiliarios, muchos de los cuales siguen construyendo a pesar de un exceso de casas vacantes. En lugar de marcar sus préstamos como en mora, los bancos les dan nuevos préstamos para pagar los antiguos. Cualquier cosa que haga el gobierno para atender a las necesidades inmediatas de efectivo de Bankia, siempre tendrá que lidiar con el problema inmobiliario.
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Este es el resumen del artículo "Los reflectores de la crisis europea iluminan a España" publicado en Junio 04, 2012 en la revista Business Week.
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