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El dólar azul | 
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| Desde hace unos días, un argentino que quiere tomarse unas vacaciones en el exterior no sólo debe proveer su número de identificación impositiva, sino informar a la autoridad (conocida como AFIP) dónde, cuándo y por qué viaja. Las autoridades indican que esta violación de la privacidad es necesaria para prevenir la evasión de impuestos y el lavado de dinero. Pero la verdad es que el gobierno se está quedando sin dólares. Como la inflación ya pasó de 25%, les aterra permitir la devaluación. En su lugar, prefieren implantar una economía de aislamiento.
Desde el año pasado, los importadores han tenido que enfrentar restricciones. Pero la fuga de capitales ha continuado, por lo que el gobierno ha intensificado los controles de cambio. La AFIP no ha dado detalles sobre los criterios con los cuales responde a las solicitudes, mientras el racionamiento se pone más estricto.
Los controles han logrado reducir la fuga desde US$ 8,4 mil millones en el tercer trimestre del año pasado a apenas US$ 1,6 mil millones en el primer trimestre de este año. Las reservas, que han sido utilizadas para gasto público, se han estabilizado en US$ 47 mil millones. Pero estos logros tienen un precio: la economía se desacelera rápidamente, y el mercado de moneda informal está creciendo.
La Calle Florida, una zona peatonal en el corazón de Buenos Aires, está una vez más repleta de cambiadores, como lo estuvo en los años ochenta. Ofrecen dólares a tasas competitivas, en algunos casos sacándolos de sus calcetines. Las empresas, por su parte, utilizan el mercado de “swaps de blue chips” para adquirir con pesos bonos soberanos denominados en dólares, y transfiriéndolos a Estados Unidos y vendiéndolos en dólares. El Azul, el nuevo de una larga lista de neologismos económicos argentinos, alcanzó los 6,15 a finales de mayo, cuando en marzo estaba a 5,20. El cambio oficial es 4,47.
El gobierno hace tímidos esfuerzos de atacar el mercado negro, especialmente persiguiendo a aquellos que compran dólares legalmente para lograr una ganancia de 25 a 30%. Sin embargo, unos US$ 10 a US$ 40 millones se transan diariamente bajo la mesa (el equivalente a lo que se negocia en la bolsa). Aunque el sistema cambiario de dos niveles daña la economía, es políticamente útil para castigar a los opositores y beneficiar a los aliados.
El pasado octubre Cristina Fernández ganó la reelección con apenas 54% de los votos. Desde entonces, la economía en deterioro ha hecho desaparecer 20 puntos de su nivel de aprobación. La nacionalización de la porción que tenía Repsol en la petrolera YPF detuvo la caída pero no la revirtió. El riesgo para ella es que su popularidad se mueva inversamente proporcional a la inflación.
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Este es el resumen del artículo "El dólar azul" publicado en Junio 02, 2012 en la revista The Economist.
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