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La creciente complejidad de la mano de obra en Brasil |
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| Brasil se enfrenta a una paradoja. Los rápidos aumentos de los salarios y el nivel bajísimo de desempleo –un récord histórico– han fortalecido la clase media y han hecho que se dispare el consumo. Pero esos factores son también los principales responsables de los daños causados al sector manufacturero. La reducción de la base industrial de Brasil ha llevado a algunos analistas a preguntarse si el país no estaría enfrentándose al "mal holandés", en que la economía se desequilibra debido a las exportaciones de commodities, que aprecian la moneda local y reducen la competitividad.
La nación se ha convertido en uno de los lugares más atractivos del mundo para el empleo a nivel ejecutivo. En la encuesta de comparación de salarios hecha por Mercer, y que sirve de referencia mundial, se analizan los salarios de 807 ejecutivos de 40 países empleados en empresas de gran tamaño con ingresos de, como mínimo, US$ 1.000 millones. Los ejecutivos brasileños aparecen entre los mejor pagados en ese ranking. Los presidentes de las empresas brasileñas que trabajan para grandes empresas internacionales reciben, de media, R$ 5,16 millones, frente a una media global de R$ 2,17 millones. Los presidentes de las principales empresas brasileñas ganan R$ 6,81 millones frente a una media de R$ 5,18 millones en el resto de los países, lo que corresponde a un 68% de la remuneración total frente a un 55% de la media mundial.
Hay pocas señales de que esa época de salarios elevados esté llegando a su fin, ya que persiste la presión sobre los salarios tanto en lo alto como en la base de la pirámide jerárquica. En los niveles medios y más altos, la falta significativa de profesionales explica, en parte, los aumentos de salarios. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Brasil tiene uno de los niveles más bajos de educación superior del mundo industrializado: sólo un 11% de los adultos tienen formación universitaria. No es una sorpresa, por tanto, que encuentren trabajo fácilmente. En ese grupo, un 86% están empleados, un porcentaje bastante más elevado que la media de la OCDE.
En la base de la pirámide salarial, el mecanismo de aumento del salario mínimo permanecerá inalterable hasta 2015, según la jefa de análisis económico de Tendencias Consultoría de São Paulo. El ministerio de Planificación prevé más aumentos elevados de salarios: en su última Ley de Directrices Presupuestarias, que trata de los gastos estimados, se prevé que el salario mínimo llegue a R$ 803,93 en 2015, es decir, un aumento del 29,4% con respecto al salario actual. El mercado de trabajo es muy competitivo, según muestra el bajo índice de desempleo y los niveles elevados de rotación. El desempleo ha caído de forma sistemática desde hace algún tiempo: en febrero de este año, estaba en un 5,6% frente a un 12,2% a finales de 2002, aunque haya aumentado un poco desde el final del año, cuando alcanzó la baja histórica del 4,7%. El desempleo está próximo a su nivel natural. Eso presiona los salarios y obliga a las empresas a pagar caro por contratar y conservar a sus profesionales.
El coste de la mano de obra es un factor significativo en las esferas inferiores de la competencia de la industria manufacturera de Brasil. El aumento elevado de los salarios no se ha visto acompañado por mejoras de productividad, y la industria no puede pasar el aumento de los costes al consumidor, porque las importaciones no lo permiten. Esa exposición a la competencia de los productos externos es típica de los bienes manufacturados. El sector de servicios no negociables continúa creciendo rápidamente.
¿Ante la falta de una profunda reforma estructural tributaria, de las leyes laborales y de la logística, qué puede hacer Brasil para aumentar su productividad? Una manera sería aliviar la escasez de mano de obra permitiendo la entrada de inmigrantes preparados. Los reclutadores señalan que reciben una avalancha de currículos de españoles y portugueses, pero raramente los contratan debido a las restricciones para obtener un visado. El Gobierno piensa emitir un volumen mayor de visados de trabajo temporal para extranjeros, pero esa es otra patata caliente, y los analistas discrepan en cuanto a la posibilidad de que eso suceda de verdad.
Aún es muy pronto para decretar el fin de la industria brasileña, porque el país continúa siendo uno de los destinos de inversión más alabados de entre los mercados emergentes, dicen los analistas. Sin embargo, persiste el temor de que el retroceso continuo de la industria pueda culminar con una economía desequilibrada, es decir, una economía dominada por minerales, petróleo y gas y que importa bienes de consumo. "No hemos venido a Brasil para tener pérdidas", dijo en marzo el gerente de producción de BMW, señalando con eso que la empresa puede no concretar la instalación de una nueva fábrica en el país. Esa observación puede ser una señal de lo que puede deparar el futuro.
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Este es el resumen del artículo "La creciente complejidad de la mano de obra en Brasil" publicado en Julio 10, 2012 en la revista Knowledge @ Wharton.
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