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La soja más oro que nunca |
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| Se espera que el consumo de alimentos en el planeta se incremente en unos 55 millones de toneladas para 2019/20, pasando a un total de 290 millones. La pregunta es de dónde saldrán, porque no sólo China demandará más –de los 55 millones actuales a algo más de 77 millones–, Brasil pasará a ser un consumidor no despreciable con casi 13 millones de toneladas destinadas a alimentar sus pollos y cerdos en 2020. La solución viene de la aparición de un nuevo tipo de planta de soja, mejor adaptada a las sequías y con la capacidad de crecer en suelos salinos, lo que permitirá la expansión de su cultivo.
Todo agricultor desea que sus cultivos resistan las sequías. En Argentina, la bióloga molecular Raquel Chang probó la eficacia de un gen específico del girasol para otorgar resistencia a la sequía y a la salinidad en la Arabidopsis (vegetal usado como modelo para estos trabajos) y luego hizo lo mismo con la soja en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, perteneciente al Estado. La semilla de la soja se estabiliza y mejora su rendimiento del 15% para arriba y no solo cuando hay sequía, pues es independiente de la condición de irrigación. En Brasil es Embrapa-Soja la que, mediante un acuerdo con el gobierno de Japón, cultiva experimentalmente una variedad de soja apta para resistir la escasez hídrica. En uno o dos años más, si se comprueba su efectividad, se va a lanzar al mercado. Fueron ellos los que lograron adaptar la soja para zonas tropicales, lo que sumó más de 20 millones de hectáreas a los 103,5 millones del planeta.
No todos piensan que esto sea realmente un avance. Según Greenpeace, en 10 años se deforestaron 10 millones de hectáreas del centro y norte del país y de un 70% a 80% de eso se lo llevó la soja. Si la semilla argentina se universaliza, unos 10 millones de hectáreas más estarán amenazadas. Si bien esta semilla puede ser una buena noticia para los productores de la pampa sometidos a sequías, los bosques que se salvaron por ser poco aptos para la agricultura, por falta de lluvias o suelos salitrosos, ahora van a ser muy codiciados, y serán cortados. En teoría hay una Ley de Bosques que debería impedirlo, pero en algunas provincias, las ordenanzas vinculadas a ella no son fijas y se podría modificar la zonificación. En Brasil, Embrapa-Soja no cree que ocurra algo similar como consecuencia de la soja: su problema de sequía se localiza en el sur, que ya se desmontó hace 400 años. Y en la última temporada se perdieron 10 millones de toneladas de soja. Allí es importante una variedad resistente a la sequía.
Mientras tanto, los inversores de los pools de siembra buscan nuevas tierras. Colombia en 2011 importó 300.000 toneladas de frijol soja, y aunque por ahora es un pigmeo en su producción, su potencial para este cultivo es muy alto. Pero el acuerdo de libre comercio con EUA podría dificultar o hasta impedir el boom buscado, pues la soya va a quedar más expuesta. Sin duda vienen tiempos de cambio. Las empresas semilleras buscan prohibir a toda costa que los agricultores generen sus propias semillas a partir de las versiones ya modificadas, y estos arguyen que las compañías globales están comprando a las semilleras locales y, cuando dominan los mercados, suben artificialmente los precios, un conflicto que se agudizará si los precios de la soja algún día caen por un período extenso: Si algo vale oro y puede crecer con poca agua y bastante sal, esperar a que también crezcan los buenos sentimientos es demasiado.
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Este es el resumen del artículo "La soja más oro que nunca" publicado en Junio 2012 en la revista América Economía.
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