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Trabajos extraños | 
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| Suzanne Asbury-Oliver, de 53 años de edad, se pone nostálgica cuando habla de su ex empleador, PepsiCo. "Eran otros tiempos. Hacíamos giras de treinta y tres semanas. Teníamos trabajo durante nueve meses", asegura Asbury-Oliver. Pero desde que Pepsi canceló el programa de "escritura en el aire" en 2000 (programa que duró más de siete décadas), Asbury-Oliver y su esposo (y copiloto) Steve Oliver, de 66 años de edad, han tenido que trabajar más duro para pagar las cuentas. Hoy en día, sólo hacen quince eventos corporativos al año y cientos de eventos independientes.
Lo bueno es que casi no tienen competencia. Asbury-Oliver es considerada la única mujer que se dedica a escribir mensajes en el aire con su avión. Hay otras personas que ofrecen el mismo servicio, pero es más un trabajo secundario. "Es difícil vivir de esto. Nosotros somos los únicos que lo hacemos profesionalmente", señala Asbury-Oliver. Además, es un oficio difícil de aprender, pues nadie quiere enseñarlo. Oliver y Asbury-Oliver no comparten los secretos del oficio con nadie.
En todos estos años, la pareja ha hecho de todo: desde jarras de cerveza en fiestas para el Oktoberfest hasta tiras cómicas para galerías de arte. Pero este servicio no es barato. La escritura en el aire como tal no es tan costosa. Lo realmente costoso es trasladar el avión al sitio del evento. Esto cuesta cerca de US$ 2 por milla. Además, el líquido con el que se escribe el mensaje en el cielo es también muy costoso. Como US$ 10 por galón.
Oliver y Asbury-Oliver han incluso puesto sus vidas en peligro en ciertas ocasiones. Oliver recuerda la vez que fueron contratados para escribir "PAZ AHORA" sobre la convención del partido demócrata, que tuvo lugar en Denver en 2008. "El espacio aéreo estaba restringido temporalmente. Si violabas dicho espacio, los F-16 te derribaban sin pensarlo dos veces". Mientras la pareja escribía el mensaje en el cielo, Oliver se comunicaba constantemente con el equipo de seguridad del evento para asegurarse de que no estuvieran en peligro. "Durante nuestro primer trazo, pasamos como a tres millas del área restringida", recuerda Oliver. "Y el sujeto del servicio secreto con el que me estaba comunicando me dijo: '¡Cuidado!'". Afortunadamente, los F-16 no derribaron a la pareja. "Fue un buen día", aseguran.
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Este es el resumen del artículo "Trabajos extraños" publicado en Agosto 2012 en la revista Business Week.
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