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Oro negro en el mercado negro | 
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| El crimen organizado en México tiene una gran habilidad para diversificarse: drogas, extorsión, secuestros, contrabando de personas. Un segmento en crecimiento es el robo de petróleo. Los criminales robaron unos 3,35 millones de barriles de Pemex en el 2011 (2,16 millones en el 2010), con lo que desaparecieron US$1 mil millones de la empresa, cuyas ganancias representan un tercio del presupuesto del país.
El robo incluye petróleo crudo, refinado y gas. No es difícil de obtener: una parte desaparece de camiones dejados en desiertos solitarios, pero la mayor parte es succionada de largas tuberías expuestas – extraer de tuberías de alta presión es muy peligroso, un intento en el 2010 causó una explosión que dejó 28 muertos.
A pesar del riesgo, cada día son más los que se arriesgan. En el 2011 Pemex detectó 1.324 pinchazos, el doble que en el 2010. El aumento se debe en parte a mejores esfuerzos de detección, pero los ladrones están mejorando sus técnicas – ahora reinyectan agua para engañar a los sensores de presión. La empresa reconoce que hay lugares prácticamente tomados por los criminales organizados.
El petróleo refinado puede ser vendido en las carreteras a los conductores, algo ilegal pero común. Con el petróleo crudo y gas condensado resulta más difícil: lo pueden vender a fábricas que lo usan en procesos industriales (para fabricar ladrillos, por ejemplo), pero no lo pueden vender a refinerías ya que son todas de Pemex. La solución es enviarlo ilegalmente (con documentos forjados, pasando como químicos) a EUA para ser refinado.
Pemex ha utilizado las cortes norteamericanas para atacar este contrabando. Varias empresas, incluyendo Shell y ConocoPhillips, han sido acusadas de traficar con petróleo robado sabiéndolo o no. Pero para acabar con el robo, la empresa tendrá que atacar agresivamente dentro de México. En tal sentido, ha contratado más vigilancia, invertido en tecnología de monitoreo, logrado mayores penalidades para los infractores y reclutado la ayuda de los helicópteros militares para investigar pérdidas de presión.
Todavía queda mucho por hacer. En la última década Pemex ha suavizado las regulaciones sobre quién puede transportar su petróleo y ha descuidado la supervisión sobre las ventas en las estaciones de gasolina – revertir esto les permitiría detectar las pérdidas más fácilmente.
Otra medida necesaria es purgar su plantilla. El año pasado, más de 100 empleados y subcontratistas han sido vinculados al robo de petróleo y narcotráfico en la empresa. Pero el poderoso sindicato no ha permitido tomar acciones. Además, siendo un monopolio, los gerentes tienen pocas razones para arriesgarse en una pelea política.
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Este es el resumen del artículo "Oro negro en el mercado negro" publicado en Agosto 04, 2012 en la revista The Economist.
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