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In Libor we trust |
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| La City de Londres y el distrito financiero de Nueva York están nuevamente en el ojo del huracán. Pero tienen ahora compañía: las grandes escuelas de negocios de Francia. De ellas egresaron cuatro operadores que antes, durante y después de la crisis de 2008 se coludieron para manipular la tasa LIBOR, el principal benchmark financiero mundial. ¿A quiénes perjudicaron y en cuánto?
En octubre de 2008 sucedió algo extraño. En vez de subir, como era de esperar durante un colapso bursátil como el de ese momento, la tasa interbancaria de Londres bajó. Y lo mismo su hermana gemela, la EURIBOR. Las autoridades regulatorias en Londres y Nueva York iniciaron una discreta investigación que, cuatro años después, está revelando hasta qué punto los supuestos centrales del sistema financiero global habían sido corrompidos desde adentro. Fueron consultados analistas, académicos y funcionarios de agencias reguladoras en Londres, Nueva York, São Paulo, México DF y Santiago sobre las implicaciones del escándalo. Ningún banquero ha accedido a hablar.
Cada día a las 11 a.m., ejecutivos y analistas de los bancos de Londres despachan a la estadounidense Thomson Reuters una cifra en la que estiman cuánto les costará financiar sus operaciones de corto plazo. Con estos datos se configura la tasa interbancaria de Londres, o LIBOR (London Interbank Offered Rate). Para un puñado de “submitters” (declarantes), informar la LIBOR es la última tarea antes de ir a almorzar a alguno de los sandwich bars, cafeterías, bares o restaurantes ubicados en el distrito financiero. Cuarenta y cinco minutos más tarde, el indicador se encuentra disponible para que inversores de todo el mundo efectúen negocios en base a él: préstamos sindicados, futuros en la Bolsa de Chicago o swaps de tasas de interés.
Actualmente las miradas están puestas en las entidades que conforman el comité LIBOR para el dólar: Bank of America, Barclays, BNP Paribas, Citibank, Crédit Agricole, Crédit Suisse, Deutsche Bank, HBSC, JP Morgan Chase, Royal Bank of Canada, Sumitomo Mitsui y UBS, entre otros. Básicamente, la LIBOR se elabora a partir de un proceso de descarte de la cifra más alta y la más baja de las entregadas por las entidades asociadas a cada comité. Este método a veces se llama “shaved mean” o “trimmed mean” (promedio afeitado). El proceso se realiza 150 veces para generar una LIBOR para 15 periodos, en cada una de las monedas, las que después se hacen públicas.
Hasta el momento existen dos documentos oficiales que explican en detalle el llamado “LiborGate”. Uno de ellos fue elaborado por la Autoridad de Servicios Financieros británica (FSA) y el otro por la CFTC de EUA. En ambos se muestran correos electrónicos donde operadores de mesas de dinero en Londres y Nueva York les solicitan a los famosos “declarantes” un pequeño favor: bajar o subir sus tasas declaradas para así ganar más dinero vendiendo derivados financieros basados en LIBOR. En ambos informes no se mencionan nombres, pero el Financial Times y el Independent lograron identificar a cuatro operadores clave de la trama, al menos en lo que respecta a EURIBOR: un marroquí y tres franceses.
Los nombres identificados por la prensa británica son el marroquí Philippe Moryoussef, jefe de derivados de Barclays entre 2005 y 2007. Sus correos con Michael Zrihen (Crédit Agricole), Didider Sander (HBSC) y Christian Bittar (Deutsche Bank) son un mapa de lo absurdamente fácil que era manipular al mercado. Moryoussef pasó luego por el Royal Bank of Scotland y por Morgan Stanley. ¿Qué tenían en común? Moryoussef y Bittar son de origen árabe; Zrihen y Sander, de origen judío. Todos operaban en derivados de tasas de interés, específicamente swaps.
¿De cuánto hablamos? ¿A cuánto asciende la factura? ¿Quién la pagará? “Hasta el momento no se observan efectos significativos. Pero, si el escándalo se acrecienta, podría producirse iliquidez de LIBOR, con lo cual habría dudas sobre financiarse o no en este momento”, dice el director del Magíster en Finanzas e Inversiones de la Facultad de Economía y Empresa de la chilena Universidad Diego Portales (UDP). Para un profesor de finanzas de la Business School São Paulo (BSP), el riesgo de exposición de los fondos latinoamericanos, y más específicamente brasileños, es muy reducido debido al tamaño del mercado interno y las características de las inversiones. “Los fondos de inversión o de pensiones tienen indicadores financieros relacionados con la moneda local”, explica.
Si se produjese iliquidez (cabe recordar que la crisis europea sigue empeorando y cada día que pasa un rescate soberano de España parece inevitable), las empresas deberán pagar un monto mayor para cubrirse de las variaciones de tasas de interés. Con ello caerían sus beneficios. En el peor escenario, las rentabilidades de los fondos de inversión y de pensiones se verían afectadas negativamente. El semanario británico The Economist ha definido el escándalo como “el momento tabaco del sistema financiero”: a partir de ahora ya nada será igual.
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Este es el resumen del artículo "In Libor we trust" publicado en Agosto 2012 en la revista América Economía.
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