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La desaparición del COO y la evaporación de la reserva de talento |
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| Por muchos años ha habido una caída constante en el número de empresas con COOs en el equipo de liderazgo, y eso representa un problema. Las organizaciones se encuentran agotando de manera voluntaria su propia reserva de talento.
Una investigación reciente sugiere que un 38% de las compañías de Fortune 500/S&P 500 tiene un COO en la actualidad –lo que representa una caída de la tasa del 48% registrada en el año 2000. La tendencia es consistente con la afirmación de que la creciente volatilidad de las empresas ha resultado en que las corporaciones globales al parecer están decidiendo que los CEOs, líderes funcionales y personas a la cabeza de empresas no necesitan un intermediario.
Los CEOs deben lidiar constantemente con los grandes asuntos estratégicos de la competencia y ecosistemas que siempre están cambiando. De igual manera, la presión por parte de los inversionistas ha continuado creciendo y la necesidad de participar en relaciones gubernamentales y cambios regulatorios nunca había sido tan grande, tanto así que los cambios en el poder económico y de negociaciones hacen críticas las colocaciones de apuestas estratégicas. Así que, ¿qué sucede cuando se añade a la mezcla desafíos con los que los COOs tienen que lidiar: el dominio de complejas cadenas de suministros, el manejo de talento escaso, o la integración de contrataciones de manera más efectiva a los diseños y la producción?
Nos sorprende que la ausencia de un COO arroje un número de riesgos inmediatos a corto plazo. Existe el potencial de que un presidente ejecutivo sea arrastrado a resolver conflictos operacionales y problemas de asignación de recursos en todas las funciones. También es posible que los líderes de subsidiarias de negocio y líderes funcionales operen de forma más independiente y se pierdan las oportunidades de hacer contactos y sinergia de la empresa como un todo. Adicionalmente, la responsabilidad del desempeño y disciplina para ejecutar estrategias podría ser disminuida. De forma más amplia, mientras el CEO asuma más reportes directos y tomas de decisiones, su agilidad y velocidad posiblemente disminuirán ante la ausencia de un COO.
Mientras la separación de los roles de presidente ejecutivo y CEO es una maniobra dirigida a mejorar la gestión empresarial, sacar al COO de la alta gerencia significa arriesgarse a que el CEO se disperse muy ligeramente entre la dirección estratégica y la gestión operacional. Y esto puede resultar en la reducción de las opciones que hay para la continuidad del liderazgo.
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Este es el resumen del artículo "La desaparición del COO y la evaporación de la reserva de talento" publicado en Septiembre 2012 en la revista Business Week.
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