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¿Tentada, Ángela? | 
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| Por lo que se sabe, Ángela Merkel se encuentra incluso en este momento contemplando la manera de cómo separar el euro. Con seguridad la sufrida canciller alemana debe estar tentada, dadas las discusiones sin cesar acerca de los rescates que más tarde resultarían ser inadecuados. Cómo debe cansarse de pelear por la esquina de su país, sólo para ser calificada de débil por críticos en casa. Cómo debe resentir el sacrificio de las riquezas alemanas, sólo para ser retratada como una Nazi en algunos de los países que está intentando rescatar.
Pero para esta mujer muy práctica existe además una razón práctica para comenzar con planes de contingencia para una separación: ésta ya está pareciendo más probable que nunca. Grecia se está doblegando. Mucha de la Europa meridional ya está también sufriendo, mientras las naciones acreedoras del norte se están convirtiendo en mucho menos compasivas: en una encuesta reciente, una estrecha mayoría de alemanes favorecía traer de vuelta al marco alemán. Una desintegración caótica sería una calamidad. Incluso si la Sra. Merkel luchara por encontrar una solución, sus edecanes con seguridad también son sensibles al elaborar un plan para prepararse para lo peor.
El euro pudo haber sido salvado hace mucho tiempo, si los políticos se hubieran puesto de acuerdo en quién debería pagar qué o en cuánta soberanía debía ser cedida. En vez de avanzar, la Sra. Merkel ha aguardado, esperando que el ajuste fiscal y la reforma estructural conduzcan a un crecimiento económico en Europa meridional y que los políticos puedan arreglar sus diferencias. El Banco Central de Europa (BCE) le ha concedido un poco más de tiempo una vez más.
La evidencia indica, sin embargo, que el tiempo no está de su lado. La pudrición económica de Europa meridional se está profundizando y expandiéndose hacia el norte. Las políticas se están poniendo rancias mientras el sur sucumbe ante el cansancio por la austeridad y el norte por rescatar el cansancio. El populismo sólo hace más elusiva una gran negociación. Por el momento, separar el euro sería más riesgoso que el hecho de arreglarlo. Pero al menos que la Sra. Merkel ejerza presión, la opción estará entre una separación costosa antes y una separación verdaderamente ruinosa después.
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Este es el resumen del artículo "¿Tentada, Ángela?" publicado en Agosto 11, 2012 en la revista The Economist.
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