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Argentina y sus principales socios se ponen una coraza frente al mundo | 
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| El gobierno argentino ha optado por descartar los productos importados para promover la compra de artículos nacionales a través de una economía cerrada con fuertes medidas proteccionistas. La realidad es que no sólo Argentina, sino una serie de países han adoptado medidas comerciales proteccionistas tras la explosión de la burbuja de las hipotecas en EUA, seguida de la depresión griega y española, lo que ha provocado un desacelero del crecimiento del comercio mundial de un 8,8% entre 2010 y 2011. En pocas palabras, tanto los países industrializados como aquéllos en desarrollo, tales como los que pertenecen al bloque comercial de Mercosur (en especial Brasil), han acudido a medidas proteccionistas para hacer frente a la grave crisis económica y así salvar lo local y priorizar la economía interna.
En el caso de Argentina, en particular, ha habido una larga lista de medidas impuestas en el último año: 1) cupos y licencias no automáticas para importaciones, 2) solicitudes de compensación de balance comercial para empresas importadoras, 3) subidas del arancel externo común para algunos productos industriales, y 4) restricciones a las exportaciones de carnes, lácteos, trigo y maíz con el fin de abastecer el mercado interno. A esto se le suma el obstáculo levantado por el gobierno argentino para comprar monedas extranjeras, lo que cierra aún más la economía, pues a los argentinos ya cada vez les resultará más caro viajar al exterior o ahorrar en dólares, una costumbre histórica argentina. Como si esto no fuera suficiente, se ha incorporado un impuesto del 15% sobre el uso de las tarjetas de crédito en el exterior, lo que encarece el consumo de los argentinos e incita a gastar en el país.
Según los especialistas, estas medidas significan un cambio sustancial en la política de inserción internacional de Argentina y pretenden crear no sólo una economía más cerrada, sino también buscar la autosuficiencia. Más allá de proteger al país frente a la crisis internacional, se apuesta por mantener la producción, el consumo y el empleo de la población elevado; financiar al Estado y preservar y aumentar las reservas internacionales para cumplir con los compromisos internacionales de deudas y pagos.
Mientras las clases media y alta de la sociedad sufrirán las consecuencias de estas restricciones en cuanto a divisas y las empresas que necesitan insumos del exterior encontrarán dificultades para producir localmente dado el cierre de importaciones, la industria local podría beneficiarse de estas medidas proteccionistas siempre y que el Gobierno incentive su desarrollo y las ayude a alcanzar altos niveles de tecnología, calidad y prestación estándar en el mercado globalizado. No obstante, estas limitaciones, más allá de suponer inversión, pueden traducirse también en un riesgo, pues la industrias pueden resultar no competitivas ante las señales de escasez que da el mercado por la falta de productos importados y la implantación de una pobre estrategia de desarrollo. Por el momento, estas políticas han sido recibidas, en Argentina, con una subida de precios ante la incertidumbre y el acceso limitado al mercado de crédito.
Lo ideal es que Argentina pase de un modelo de sustitución de importaciones a otro promotor de exportaciones de valor agregado, pues el país está capacitado para exportar productos básicos, bienes manufacturados, servicios de calidad (como la industria del software), diseño textil, publicidad, genética y biotecnología. Para ello, es necesario que el gobierno 1) establezca un tipo de cambio competitivo, 2) invierta en infraestructura, educación, y 3) adopte medidas que abran su mercado.
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Este es el resumen del artículo "Argentina y sus principales socios se ponen una coraza frente al mundo" publicado en Octubre 02, 2012 en la revista Knowledge @ Wharton.
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