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Brasil recibe una dosis de medicamentos del libre mercado |
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| Para aquellos que conocen la historia de la presidenta de Brasil, la etiqueta de "conservadora" pareciera imposible. Rousseff es una antigua activista guerrillera y política cuyas simpatías se sitúan claramente en la izquierda. Aún así, ella está tan determinada a poner a crecer la economía de Brasil que ha abandonado la línea de su Partido de los Trabajadores, abriendo la deteriorada infraestructura de Brasil a una gestión privada. Ella además ha adoptado una agenda apoyada por la industria para reducirle los costes a las empresas.
La jugada es parte de un cambio más profundo en las políticas de alimentar un auge que ha durado una década impulsado por los consumidores de estimular la competitividad y la inversión privada, particularmente para aquellos fabricantes locales que han perdido participación de mercado con respecto a importaciones de más bajo coste. Gracias a una menor demanda de commodities en el extranjero, poca inversión y una creciente deuda en los grupos familiares, Brasil, quien fuera rival de China e India en 2010 con un crecimiento económico del 7,5%, crecerá menos que EUA y Japón este año, de acuerdo a una encuesta de economistas realizada por Bloomberg.
En los últimos meses, Rousseff anunció recortes en los impuestos de nómina, redujo las tasas que paga la industria por electricidad, ofreció licencias a compañías privadas para construir y operar carreteras y vías férreas, y reveló planes para hacer lo mismo en los principales aeropuertos y puertos. Las licencias son especialmente radicales en Brasil, donde la izquierda política no le gusta ceder el control de los activos públicos al sector privado. Pero si Rousseff pudiera vender sus ideas, ella podrá obtener miles de millones de dólares en capital de inversión para modernizar y revivir la infraestructura sin elevar los impuestos.
Brasil necesita con urgencia reparar su infraestructura, así como construir nuevas carreteras y puertos. Las vías bacheadas y congestionadas de un solo canal ayudan a convertir al transporte de carga en un 40% más costoso que en EUA. Los precios energéticos de 330 reales (US$ 163) por megavatio/hora son los cuartos más altos en el mundo, según CNI, el grupo comercial de Brasil para todas las industrias. Durante el mes de julio, las lluvias, huelgas e inadecuadas instalaciones de carga crearon colas de más de 100 navíos anclados en el puerto sureño de Paranagua, una principal ruta de exportación para uno de los exportadores de agricultura más importante a nivel mundial. Algunos navíos aguardaron anclados por más de un mes. Brasil se sitúa en el puesto No. 126 de los 183 países en el más reciente índice del Banco Mundial que mide la facilidad de hacer negocios, detrás de Uganda y Suazilandia.
Los líderes de la industria dicen que remover tales obstáculos es esencial para reactivar el crecimiento económico, el cual se reducirá a una proyección general del 1,57% este año desde un 2,7% registrado en 2011. Rousseff ha hecho de la competitividad su nuevo grito de guerra. “Es más que una nueva palabra, es un concepto, una nueva actitud”, dijo ella durante el discurso del Día de la Independencia a comienzos de septiembre. Enfrentado a menos ingresos mientras se frena la economía, el gobierno espera que el otorgamiento de licencias a compañías privadas para que se construyan y operen 10.000 kilómetros de vías férreas y 7.500 kilómetros de carreteras atraigan 80 mil millones de reales (US$ 39,5 mil millones) en inversión de capital dentro de los próximos cinco años.
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Este es el resumen del artículo "Brasil recibe una dosis de medicamentos del libre mercado" publicado en Octubre 2012 en la revista Business Week.
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