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En elogio a los microgerentes |
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| A un año de la partida de Steve Jobs, lo que más extraña Apple no es su pensamiento innovador, sino su microgerencia. La empresa sigue produciendo grandes innovaciones como el iPhone 5, pero su ejecución ya no es impecable. Muchos piensan que si estuviese Jobs, errores como el de la aplicación Apple Maps no habrían ocurrido, ya que solía prestar mucha atención a los detalles.
Pocos ejecutivos quieren ser microgerentes. Los expertos condenan la práctica: un ejecutivo ideal debe ser un gran delegador y motivador, no alguien que deba decirle a los demás cómo hacer su trabajo. Pero lo cierto es que los microgerentes con frecuencia obtienen mejores resultados. Larry Ellison (Oracle), Bill Gates (Microsoft) y Jeff Bezos (Amazon) son microgerentes, y sus empresas crecieron e innovaron fenomenalmente bajo su dirección.
Muchas empresas tienen ideas buenas e innovadoras. Pero lo que separa a las ganadoras de las perdedoras no son las ideas, sino la ejecución. Las grandes innovaciones suelen retardarse y debilitarse en el medio de equipos multifuncionales con motivaciones diversas. Un CEO microgerente tiene la habilidad de atravesar obstáculos y forzar acuerdos entre miembros que no cooperan. Puede mantener a su equipo enfocado en el cliente, logrando un producto que encanta y que no tiene errores.
Jobs era conocido por empujar a sus ingenieros más allá de lo que se considera razonable, obteniendo grandes resultados. Walt Disney estaba obsesionado con cada detalle de cada atracción en sus parques. Aunque ambos fueron criticados por su estilo, lo cierto es que la experiencia de sus clientes siempre ha sido fabulosa.
No es coincidencia que los grandes microgerentes han sido dueños o fundadores. Para microgerenciar efectivamente, se necesita una visión clara del éxito y cómo lograrlo. También se necesita confianza y tolerancia al riesgo. Es mucho más fácil ser un CEO delegador/motivador. Si una iniciativa falla, siempre hay alguien a quién culpar. Los microgerentes arriesgan su propia piel cada día.
La clave para ser un buen microgerente está en se selectivo. Si se microgerencia demasiado o se crean procesos de aprobación demasiado rígido, se pueden producir cuellos de botella improductivos. Se deben escoger aquellos aspectos críticos, de cara al cliente. Por ejemplo, Sam Walton (Wal-Mart), Bill Marriott (Hoteles Marriott) y William Rosenberg (Dunkin’ Donuts) pasaban gran parte de su tiempo visitando sus propios locales para asegurarse que el producto fuera de alta calidad.
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Este es el resumen del artículo "En elogio a los microgerentes" publicado en Octubre 2012 en la revista Business Week.
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